¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Vidadeexito escriba una noticia?
Una ley infalible para alcanzar el éxito y que prima en el Reino de Dios, y desde el mundo espiritual, ejerce una poderosa influencia en el mundo material es el arrepentimiento. Ayúdenos a descubrir en qué consiste y cómo ayuda
Identificar y reconocer de corazón en qué hemos fallado,
claves para el éxito
Fernando Alexis Jiménez
Ah, por lo que veo le interesa el éxito. Nos acompañó en la primera estación de camino hacia la realización personal y espiritual, y le interesa conocer otra Ley del Reino de Dios, infalible para ser un hombre o una mujer exitosos. ¿De cuál se trata? Del arrepentimiento.
Para ilustrarla, le invito para que nos traslademos a tres escenarios:
Pasaron tres semanas, en una habitación que por la soledad le parecía más húmeda que de costumbre. No sabía qué hacer. Daba vueltas en la habitación. Parecía un león enjaulado. Podía describir de memoria todos los objetos del lugar: una cómoda, una cama, un cuadro con un paisaje de fondo.
¡Había cometido adulterio! Su esposa le rogó que le dijera la verdad. No una sino muchas veces. Pero él persistía en su comportamiento. Ahora estaba arrepentido. No quería volver a lo mismo. ¡Deseaba un cambio!
“Si tan solo Magdalena me diera la oportunidad, vería que soy ahora muy diferente”, se repetía.
Animado por ese convencimiento, la buscó. Incluso, sin importarle que lo vieran, se arrodilló frente a ella, a las seis de la tarde, cuando salía de su trabajo como secretaria.
Trascurrieron dos meses antes que ella pudiera corroborar su sincero arrepentimiento. Sólo entonces, cuando evidenció los cambios en él, volvió a confiar y darle una nueva oportunidad.
En otro lugar, Ricardo está preocupado. Lleva tres meses sacando existencias de mercancías. Es almacenista. Sabe que ha robado bastante. No quiere seguir haciendo lo mismo. No podría seguir mirando a su esposa e hijos, sabiendo que es deshonesto.
Movido por esa situación indescriptible que anidó en su corazón, abordó al gerente.
--Estoy arrepentido. He venido obrando mal y quería ponérselo de manifiesto. Usted decidirá qué hacer—le explicó.
No fue a la cárcel. Aunque el asunto era grave, las directivas de la factoría acordaron que con parte de sus prestaciones laborales, saldara el valor de lo adeudado por el desfalco. “Me arrepentí y fue lo mejor”, me dijo al término de una conferencia en la que abordamos las Leyes Infalibles del Éxito.
La mujer acababa de discutir con su esposo. Presa de la ira le gritó todo cuanto se vino a su cabeza. Lo trató de adúltero, de irresponsable, de mal esposo. Lo dijo tan duro que sus vecinos le oyeron.
Iba conduciendo el carro, de camino al trabajo, cuando le asaltó ese gusanillo que identificó como arrepentimiento. No pudo resistirse. Tomó el teléfono celular y marcó su teléfono:
“Perdóname, se que cometí un grave error. No debí ofenderte”, se disculpó. Coincidieron en que, en adelante, esa misma situación no debía ocurrir de nuevo. Fue una decisión sabia. Su hogar sigue teniendo altibajos, pero la decisión de no incurrir en ese tipo de escándalos, que terminan generando heridas en el cónyuge y en los hijos, ha sido un fundamento para que todo vaya bien…
Es posible cambiar con ayuda del Señor Jesucristo
Como podrá apreciarlo, en todos los casos el común denominador ha sido el arrepentimiento. Una ley infalible para alcanzar el éxito y que prima en el Reino de Dios, y desde el mundo espiritual, ejerce una poderosa influencia en el mundo material…
¿Qué es el arrepentimiento?
Seguramente y al abordar el tema, uno de los primeros interrogantes que le asalta es, ¿qué es y cómo podemos entender qué es arrepentimiento? Hay varias alternativas para definirlo y sin duda, todo depende de la perspectiva de quien te responda. Si va al Diccionario de la Lengua Española, encontrará una apreciación y si se diriges a especialistas en Derecho y Leyes, le mostrarán una visión muy particular.
Por ese motivo le invito para que vayamos a las raíces mismas del término. En Hebreo (nâjam) encontramos la palabra que, vertida a nuestra lengua, traduce: “sentir pesar (disgusto) por algo hecho”, “estar triste”, “consolarse”. El vocablo (shûb) se traduce como “retornar”. En Griego la acepción es muy similar (metanoé). La traducimos al español como “cambiar de opinión, de dirección”, “sentir remordimiento” y “convertirse”. También es importante considerar el concepto que se obtiene de la palabra (metánoia) que igual se refiere a “cambiar de opinión” y “convertirse”.
Vamos a ser más prácticos, ¿le parece? Arrepentirse es identificar un error y, una vez evaluadas las consecuencias inmediatas y futuras así como el daño que trae a nuestras vidas y las de quienes nos rodean, disponernos a cambiar.
Ese es un fundamento de éxito. Identificar en qué estamos fallando y disponernos a corregir esa situación o comportamiento de cara a ver nuevas oportunidades de vida.
Hace pocos días mientras me lustraban el calzado en una magnífica área arborizada en pleno centro de Santiago de Cali, la Plaza de Caycedo, me dijo aquél hombre mientras daba brillo a los zapatos: “Soy uno de los lustradores que más buscan aquí. ¿Se da cuenta? Pues no siempre fue así. Al comienzo hasta echaba betún en las medias de los caballeros. Todo por hacer mi trabajo rápido y atender a nuevos clientes”.
--¿Le trajo problemas?--, le pregunté.
--No, realmente la gente fue muy decente. No me hicieron reclamos. Pero perdí bastante: no me volvieron a buscar para lustrar calzado. Sólo cuando me dispuse a hacer las cosas bien, la demanda de mis servicios volvió a ser como al comienzo; es más, ahora con mayor interés me buscan. Saben que trabajo bien…--, explicó con sano orgullo.
Coincidí con él. Hacía un muy buen trabajo como lustrador. Reconocer las fallas fue el principio para mejorar y dar pasos hacia la excelencia, un punto fundamental para alcanzar el éxito.
Reconocer los yerros es esencial para cambiar y crecer. Y si estamos orientados al cambio, si es el más caro anhelo que alberga nuestro corazón, es Dios quien nos está abriendo las puertas para dar esos pasos concretos, de corregir lo malo y reemprender el camino hacia lo bueno, hacia el crecimiento personal y espiritual, que es el fundamento del éxito.
El apóstol Pablo escribió que acongojarnos por el mal que hayamos hecho, conciente o inconcientemente, es una buena señal y nos orienta a una nueva dimensión de cambio: “Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. ”(Romanos 7:9, 10)
© Fernando Alexis Jiménez – Contacto (0057)317-4913705
Email fernandoalexis@aol.com