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El status de organización rebelde de las FARC-EP y la concentración de sus milicias, significa que ya no habrá marcha atrás. Los colombianos tendremos que respetar los avances del camino sin retorno. Si algo falla, será formalizada la guerra civil
Por: ANGEL ALIRIO MORENO MATEUS
No creo que exista un sólo colombiano que no quiera la paz. Todos la queremos. Hasta aquellos que están dentro de la guerra que nos enfrenta en un conflicto armado heredado. Lo que sucede es que en nombre de la búsqueda de la paz estable y duradera que negociamos a través de nuestros representantes plenipotenciarios, estamos adentrándonos en una etapa de desenlace que puede terminar colocando muchos más muertos de los que hemos contabilizado en los últimos años.
El reconocimiento político y el otorgamiento de status de organización rebelde a las FARC-EP por parte del Estado colombiano y la dejación de las armas dentro del marco de un acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo, determinan que ya no tendrán el calificativo de terroristas, tampoco de grupo armado ilegal y una vez avance la concentración de sus milicias en los territorios determinados, comenzará el proceso de implementación de los acuerdos en materia de desarrollo agrario integral y participación política. Ya no habrá marcha atrás y el Estado colombiano tendrá que respetar los avances logrados, es un camino sin retorno, las armas estarán en reposo y si algo falla, serán entregadas nuevamente a sus combatientes para que se formalice la guerra civil. Querámoslo o no, a las FARC-EP le dio resultado la diplomacia con la comunidad internacional y hacen tránsito hacia el neo-estado
Si el ELN no se sienta ya a negociar, sera combatido como agrupación sin ideologia
Entre tanto, y mientras avanzan las negociaciones, las demás agrupaciones tendrán a partir del momento en que las FARC-EP hagan “dejación de las armas” es decir del “reposo temporal”, un tratamiento y calificativo de grupos armados, a los cuales no se les reconocerá ninguna motivación ideológica y filosófica, ni se les conferirá estatus alguno y por tanto serán tratados como criminales. Podrán, tratándose de un número plural de personas armadas ser dadas de baja, bajo los parámetros del Derecho Internacional Humanitario, cumpliendo con los requisitos y principios de precaución, distinción, proporcionalidad y humanidad, pudiendo la Fuerza Pública entrar hasta sus campamentos y cambuches con instrumentos letales y bombardear sus espacios. Las FARC-EP estarán concentradas durante 12 meses con posibilidad de prórroga, alejadas de operaciones militares, acompañadas de una misión política y de observadores no armados del Consejo de Seguridad de la ONU y de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC.
Por eso, la Directiva 003 de 2015 de la Fiscalía General de la Nación, establece que cuando los parámetros del DIH se respeten, las operaciones de la Fuerza Pública estarán amparadas y justificadas, y conductas como la pérdida de vidas podrán ser atípicas y no habrá reproche penal frente a ellas. En lenguaje castizo, es la autorización para matar a los actores de un conflicto armado y destruir sus estructuras y maquinarias de guerra, incluso bombardear hasta producir su aniquilamiento, procedimiento que podría ser aplicado dentro de esa nueva definición contra “grupos armados organizados” que hoy son parte del conflicto armado que no serán calificados de disidentes, rebeldes o insurgentes o de carácter político, como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia o Urabeños, o Clan Úsuga. Además para garantizar un reposamiento de armas, el gobierno nacional pretende suspender la vigencia de los permisos de porte de armas o salvoconductos a la población civil. Es decir que durante 12 meses cualquier número plural de personas armadas, con o sin salvoconducto, serán tratadas como grupo armado. Y con las previsiones del DIH podrán ser dadas de baja. Y la Fuerza Pública con las mismas previsiones del DIH podrá bombardear sin contemplación alguna. Ese es parte del costo de la paz que estamos firmando. Nuestra paz, tendrá un preámbulo mínimo de un año de guerra prorrogable a juicio de las FARC-EP y el gobierno. A no ser que esos grupos armados, los sin “ideología y filosofía” entiendan la magnitud del interés global por la paz de Colombia y decidan deponer las armas e incorporarse a un proceso ligero de alternatividad penal, sino quieren cargar con las culpas y ser silencio cómplice de un Estado que engendro su causa, el paramilitarismo y que hoy reniega de sus consecuencias, las bacrim.
A las FARC-EP le dio resultado la diplomacia con la comunidad internacional y hacen tránsito hacia el neo-estado