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El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, celebró este sábado con un multitudinario acto el 35 aniversario de la revolución sandinista junto a su aliado venezolano Nicolás Maduro, quien manifestó su apoyo al proyecto de construcción de un canal interoceánico en el país centroamericano.
"Quiero decirle que lo felicito a nombre del gobierno bolivariano, y me atrevo a decir también de todos los gobiernos del ALBA, por haber asumido este proyecto histórico de construir un Canal Interoceánico. Cuente con todo el apoyo de Venezuela", afirmó Maduro durante un extenso acto en Managua.
El gobierno de Maduro mantiene una millonaria cooperación con el gobierno sandinista, pese a la crisis que enfrenta Venezuela, sobre todo desde la muerte en marzo de 2013 del líder Hugo Chávez.
Ortega autorizó el año pasado a la compañía china HK Nicaragua Canal Development Investment Co (HKND) a llevar adelante la construcción de un Canal por Nicaragua, que costará más de 40.000 millones de dólares y promete crear miles de empleos, lo que ha generado expectativas en el país, el segundo más pobre del continente, después de Haití.
En su intervención, sin embargo, Ortega pidió por primera vez no depender del Canal para reducir la pobreza, que afecta a la mitad de los 6, 1 millones de nicaragüenses.
"No se trata de esperar a que esté (listo) el Canal, sino que tenemos que seguir batallando" contra la pobreza mejorando la producción y el turismo, dijo.
Miles de simpatizantes sandinistas coparon la plaza La Fe, frente al lago Xolotlán, norte de la capital, para festejar el aniversario de la revolución que puso fin a la dinastía de la familia Somoza, que controló con mano de hierro a Nicaragua entre 1936 y 1979.
La revolución sandinista "anotó un gran triunfo sobre la estrategia de dominación imperial en el continente y abrió una etapa de construcción" de movimientos revolucionarios, dijo Maduro.
El mandatario venezolano señaló que Chávez fue el propulsor "de una serie de revoluciones pacíficas y democráticas" en el hemisferio, en alusión a los partidos de izquierda que llegaron al poder en Bolivia, Ecuador, Argentina, Uruguay y Perú a principios de este siglo.
Banderas rojas y negras que simbolizan la consigna de "Patria libre o morir", que abanderó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) durante la insurrección y la revolución en los años 1970 y 1980, engalanaron Managua para recibir a las delegaciones extranjeras, entre las que destacó el vicepresidente cubano, Ramiro Valdés.
También asistieron el presidente de El Salvador, el izquierdista Salvador Sánchez Cerén, y de Honduras, Juan Hernández, que expresaron su apoyo a Ortega y su revolución.
"Me voy contagiado de este movimiento juvenil" de Nicaragua, dijo eufórico el mandatario hondureño.
"Gracias Daniel por darle la voz a este pueblo", dijo por su lado el presidente salvadoreño.
También participaron otros exmandatarios amigos como Manuel Zelaya de Honduras, Vinicio Cerezo de Guatemala y Martín Torrijos de Panamá.
Miles de sandinistas ratificaron a Ortega como máximo líder del país durante el frenético y colorido festejo -que fue transmitido en cadena nacional- en el cual se interpretaron varias canciones alusivas a Ortega, que Maduro y los invitados seguían entusiasmados con aplausos y moviendo el cuerpo.
"Yo quiero vivir un mundo mejor... amor, lo lograremos", rezaba la canción del 35 aniversario que la influyente esposa de Ortega, Rosario Murillo, adaptó con ayuda de uno de sus hijos, de la canción "Murmullos de amor" de Los Yakis de los años 70.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), fundado en 1961 como una guerrilla, es el segundo partido de izquierda que más tiempo ha gobernado en América Latina después de Cuba (1979-90, 2007-2011 y en el poder desde 2012 tras ser reelecto). Hoy abraza un cristianismo conservador.
"El FSLN como tal sigue siendo una importantísima maquinaria de poder, pero ha sido lamentablemente privatizada por los intereses familiares", cuestionó el excandidato a la presidencia de la disidencia sandinista Edmundo Jarquín, para quien el 19 de julio dejó de ser una "fiesta de unidad nacional".
- Canal atrae a pobres y ricos -
Ortega, un exguerrillero de 68 años, llega al 35 aniversario de la revolución fortalecido en el poder, con amplio control en el partido y en las instancias del Estado y habilitado para gobernar sin límites tras la reforma que permite la reelección presidencial indefinida.
Además, con un vasto apoyo popular a su gestión, según las encuestas, pese a las quejas por el costo de la vida, el desempleo y la pobreza.
La clave, según algunos analistas, ha sido su capacidad de mantener a sus seguidores ilusionados con un futuro mejor, con proyectos como el Canal Interoceánico.
El Canal también ha atraído el interés de potencias como Estados Unidos, Rusia y Alemania.