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Memoria, repetición, o acción cultural en la escuela

23/05/2016 15:40 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Memorizar y repetir informaciones es lo que hasta ahora, de manera preponderante, hemos aprendido en la escuela

Memorizar y repetir informaciones es lo que hasta ahora, de manera preponderante, hemos aprendido en la escuela.  La acción escolar de hoy, sigue estando basada en las informaciones que sirven los textos. Y todavía algunos maestros insisten en que los alumnos reproduzcan estas informaciones de la manera más fidedigna posible, reduciendo así las posibilidades críticas o de interpretación que puedan hacer los escolares.

El tiempo que  tardaremos para que nuestras escuelas pasen de un ejercicio de memoria y repetición, a la práctica de una acción cultural, no es previsible. Lo que sí se puede asegurar  es que sin un cambio de paradigma en la concepción de los educadores, no se realizará jamás transformación alguna en la calidad de la educación.

Lo que suceda en nuestras aulas estará determinado por múltiples factores humanos y sociales. Sin embargo uno de estos factores tiene que ver con el pensar estratégico del maestro o la maestra.

Una escuela  que para su práctica pedagógica, cuenta, casi de manera exclusiva, con butacas, pizarras y los textos que puedan llevar los alumnos, es una escuela limitada en el aspecto más importante del quehacer educacional:  la vivencia de una experiencia (como hacer transformador) que ha de estar  vinculada a la reflexión personal de los sujetos y a la toma de posición con respecto al significado, importancia, validez y oportunidad de dicha acción.

Lo que podría salvar la carencia existente no está supeditado tanto a los medios como a la capacidad creativa y al pensar estratégico de los docentes.

 

Los maestros as como sujetos para la transformación.

Maestros y maestras emprendedores y creativos, pueden, y en muchos casos lo están haciendo, relanzar las actividades docentes hacia procesos más experienciales y menos memorísticos; más hacer y menos repetir; más creativos y menos repetitivos; más colaborativos y menos individualistas; más dialógicos y menos verticalistas; más planificación y menos improvisación; más compromiso con las problemáticas de los alumnos y menos indiferencia; más comunicación con las familias y menos falta de contacto; más presencia de los padres en la comunidad escolar y menos desinterés en lo que pasa dentro del recinto, por parte de éstos.

Desde el Ministerio de Educación se impulsa en estos momentos el enfoque pedagógico en las competencias. Gracias a un renovado enfoque, el esfuerzo escolar puede pasar ya, del manejo privilegiado para los dominios conceptuales, hacia la promoción de los dominios en los contenidos valorativos y procedimentales. Este énfasis en las valoraciones, que ha de llevarnos a la reflexión y toma de posición, significa un avance de importancia. De igual manera el enfoque en el aspecto procedimental, salva a los alumnos del miserable ejercicio de memorizar textos y texto, definiciones y definiciones que terminan por olvidarse y cuyo uso principal es contestar un examen escrito.

 

La acción cultural como práctica escolar.

Una alternativa a la práctica de la memorización y la repetición es la acción cultural en la escuela. La acción cultural es la práctica en la cual los alumnos y los educadores, los padres y la comunidad contextual de la escuela, ponen en marcha acciones que repercuten en mejoras e intervenciones efectivas en favor de los elementos participantes, con impacto positivo en el medio ambiente y contexto tanto social como natural.

En otra ocasión podremos entrar en detalles acerca de las acciones posibles. En esta oportunidad quiero referirme sólo al aspecto de la preparación de los espacios escolares para que los alumnos puedan desarrollar sus actividades.

En la escuela montessoriana, a estos espacios se les llama ambientes preparados.

Y quiero destacar la importancia de la preparación de los espacios escolares para una práctica cultural que privilegie la organización, la limpieza, la laboriosidad, la responsabilidad, la cooperatividad, la autogestión, el respeto y la armonía social.

El punto de partida es la comprensión de que una comunidad escolar constituye en sí misma un tipo de sociedad. La gran sociedad nacional se refleja en la sociedad o comunidad escolar. De igual manera la sociedad se refleja en la pequeña comunidad que es el aula.

 

La escuela en perspectiva sociológica.

Ver la escuela y el aula en una perspectiva sociológica es intentar ver las necesidades sociales de los individuos que la integran. Los niños llevan al aula las tensiones del hogar y de sus contextos comunitarios particulares. Como sociedad humana, la escuela y el aula viven unas necesidades y tensiones que ameritan atención. Y la función de liderazgo y mediación que puede realizar el maestro o la maestra es un reto que no se puede evadir ni delegar. Veamos algunas características presentes en el aula que el maestro o la maestra deben tener como supuesto, previo a una acción educacional.

 

En el  aula de clases, alumnos y maestra (o), integran una sociedad humana.

 

En esa sociedad, unos individuos:

  • Ejercerán influencias sobre los demás.
  • Algunos servirán de modelo al comportamiento de los demás.
  • Algunos lucharán para imponer sus intereses.
  • Otros intentarán imponer la forma en que ellos se quieren expresar.
  • Otros intentarán hacer valer sus individualidades.
  • Algunos intentarán tomar para sí, de manera exclusiva, ciertos bienes que deben ser de uso común.
  • Unos se mostrarán más inteligentes y adecuados que otros.
  • Algunos tendrán dificultades de sentirse parte importante de esa sociedad.
  • Otros se sentirán tan importantes que pretenderán que todo gire en torno a su personalidad.
  • Unos no querrán respetar las reglas.
  • Otros se empecinarán en que las cosas se hagan como se ha acordado.
  • Alguien deberá estar a la cabeza de la sociedad ejerciendo un liderazgo aglutinador, fuerte, justo,   que genere respeto, admiración,   adhesión.

 

La sociedad para continuar funcionando como tal, deberá representar beneficios evidentes para sus participantes. Ser parte de la sociedad ha de dar prestigio. Dejar de ser parte armoniosa de la sociedad tiene que verse como una desventaja.

Una escuela que para su práctica pedagógica, cuenta, casi de manera exclusiva, con butacas, pizarras y los textos que puedan llevar los alumnos, es una escuela limitada...

 

El ambiente preparado, espacio en el cual se desarrolla el trabajo educacional de la escuela Montessori. Constituye el marco o contexto que permite el funcionamiento de esa sociedad humana que es el salón o el espacio en general donde se desarrollarán una serie de actividades de aprendizaje.

Un ambiente preparado vivo.

La definición anterior de ambiente preparado, acusa una limitación de enunciación que nos puede llevar a un error de comprensión. Hablamos de espacio donde se desarrolla el trabajo.  Sin embargo, el solo espacio no garantiza el que sea preparado. Claro, cuando se dice que es el espacio en donde se desarrolla el trabajo de la escuela Montessori, se parte del tipo de trabajo que se supone se realizará. Pero no hay que dejar ese aspecto a las suposiciones.  También se dice que el ambiente preparado permite el funcionamiento de esa sociedad humana que es el salón de clases…

Sin embargo, advierto que en estas expresiones no queda explícito el sentido funcional del ambiente preparado. Y el error reside en que los maestros han entendido que el ambiente preparado es algo que pueden hacer una vez, como si fuera una decoración o un equipamiento que hacen del aula y que esto la convierte en un ambiente preparado. Equipar o disponer en el aula todo cuanto los alumnos y los guías van a utilizar es parte del ambiente preparado.

Pero, es mantener esta preparación de manera constante, como una adecuación continua, lo que permite que dicho ambiente no se convierta en un museo de objetos, materiales, libros, instrumentos, tarjeterías, alfombras, lápices, sacapuntas, láminas, esquemas, muestras, sustancias, pinturas, papeles, …. Y cuantos recursos se prevean como necesarios para desarrollar las actividades planificadas..

 

Es en este momento donde debe surgirnos la pregunta:   ¿preparado para qué? La que nos conduce a la comprensión de que preparamos el ambiente y lo adaptamos para cada necesidad en particular. Es decir, el ambiente no está preparado “per se”, sino que para cada caso, el maestro o la maestra ha de verificar con esmero y de manera detallada, que todo lo que va a necesitar, y van a necesitar los alumnos estará a la mano, y en las condiciones óptimas para su funcionamiento.

 

 

Diseñar un “ambiente preparado” es pensar en las necesidades de los niños para realizar los trabajos y actividades que cada ocasión demanda.

En la medida que en el ambiente los niños encuentran todos los elementos que vayan a utilizar ya dispuestos, en las cantidades suficientes para los fines establecidos, funcionales,   y en excelentes condiciones, … en esa medida, habrá menos interrupciones, al trabajo, menos eventos no planificados, menos distracciones y el maestro o la maestra podrá controlar más variables del aprendizaje.

 

Preparado significa diseñado, armado, elaborado, gestionado, organizado, estructurado, dispuesto…. Antes de …. Es decir: cuando los niños llegan al salón ya deben contar con todos los elementos que les conduzcan al orden, al silencio, a la laboriosidad, al autocontrol corporal, al hablar quedo, al caminar y trasladarse de manera ceremoniosa, a tener cortesía, a saber cuál es la próxima actividad que les toca realizar….

Entonces, el propósito fundamental del ambiente preparado es hacer fluir el trabajo escolar con un aprovechamiento máximo del tiempo, en un ambiente de armonía, productividad y silencio, reduciendo al máximo las frustraciones producto de no contar con las ayudas necesarias para ejecutar las acciones.

 

Cuándo se inicia la preparación

En el mismo momento que se conciben los proyectos de trabajo, el maestro a conciben todo aquello que necesitarán para que estos trabajos se ejecuten de manera eficiente. Conforme avanza la planificación, puede comenzar el proceso de preparación. Muchas veces el maestro a solicita a los alumnos traer a la escuela algún elemento de que puedan disponer para utilizarlo en el aula. Cuando son los alumnos los que generan la propuesta de trabajo, el maestro a les orientará y les acompañará en preparar todo cuanto necesiten para ejecutar sus acciones.

Los maestros Montessori por lo regular se enamoran del arte y la posibilidad de preparar sus ambientes. En Juriquilla, Querétaro, México, asistí a observar varias escuelas Montessori y me sorprendió tan agradablemente encontrar por la tarde a las maestras de la tanda matutina revisando de manera esmerada los materiales, preparando los lápices, verificando mantelitos, disponiendo hojas, papeles y cartulinas, preparando colores… para las próximas clases. Lo sorprendente era el clima de satisfacción, bienestar y camaradería que compartían mientras realizaban esta labor.

 

En el salón Montessori, el maestro (a) es el único responsable del tipo de sociedad que se vive. El o ella deberá tomar todas las medidas posibles a su alcance hasta lograr estructurar un tipo de sociedad armoniosa, laboriosa, silenciosa, responsable, divertida, feliz, proactiva…. Esto no será posible hasta que las normas de convivencia y operatividad no se conviertan en cultura del salón y de la escuela.

 

Y para que exista una cultura escolar cuyo funcionamiento permita organizar el tiempo, los esfuerzos y las acciones hacia la mejora de la vida y la coexistencia armónica como fin último, se hace necesario comenzar con una planificación general que no descuida, sino que pone énfasis especial en la importancia de estrategias que definen, integran, organizan y controlan, los pequeños detalles de la convivencia.

 

 

Los frutos de tal enfoque y posterior acción son los siguientes:

  • Alumnos y alumnas que aprovechan su tiempo en actividades creativas y que realizan llenos de entusiasmo.
  • Espacios limpios, bien cuidados, adecuados para el bienestar y para sentirse dignos.
  • Alumnos participativos, capaces de tomar decisiones y de optar por lo mejor.
  • Ambiente de respeto, de sana convivencia, de consideración y de cooperación.
  • Espacios y prácticas que promueven la lectura y la investigación bibliográfica.
  • Proyectos, trabajos y experimentos que permiten a los alumnos conectar con vocaciones, hacer conciencia de situaciones de importancia comunitaria, nacional o global.
  • Maestros y maestras responsables de sus funciones de mediadores y orientadores del aprendizaje y canalizadores de experiencias.
  • Padres y madres comprometidos con los proyectos escolares, acompañando y apoyando a sus hijos.

 

Estamos en buen momento para continuar.

 


Sobre esta noticia

Autor:
Hernando Saturum (7 noticias)
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Tipo:
Opinión
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