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Con las presentaciones que llevamos hasta ahora, Mercedes se coloca por delante en algo que no es tan accesorio como podamos pensar: la estética. Cuando muchos de sus contrincantes nos enseñan bodrios copiándose entre ellos, los germanos destierran algunos conceptos generalizados para mostrar un coche simple en aspecto y complejo en desarrollo. De lejos seduce, y de cerca asombra. Los campeones saben que tienen mucho que perder, mucho que defender; y han trabajado mucho. Con la base del motor referencia de toda la parrilla y una receta exitosa durante los tres años han buscado consolidar sus puntos fuertes e innovar en todo lo que permite un reglamento que iba a traer una pequeña revolución a la F1.
El monoplaza de Hamilton y Bottas volverá a ser candidato a todo y las sensaciones nos dicen a muchos que sólo el RB13 de Red Bull podría ser rival para el W08. Mientras llega la creación de Newey, la nueva "flecha plateada" impone respeto ante los demás. Muchos se preguntarán por qué no ha adoptado la tan manida (y mal denominada) aleta de tiburón que el resto montan de una forma más o menos exagerada, a mi parecer. Quizá no la necesiten porque han implementado un gran número de pequeñas soluciones que les hagan sumar décima a décima para que su ventaja, al menos, les permita seguir estando entre los favoritos.
Ferrari se ha quedado a medio camino. Por un lado ha seguido la tendencia general de la estética que se está imponiendo para la F1 en 2017, por otro ha sido continuista respecto a si mismo, y por otro, parece haber tomado algún camino innovador. Es muy pronto y, sobre todo, muy osado hablar de lo que el aspecto de cada creación puede significar en velocidad, aerodinámica, chasis, etc. en pista; pero la comparación entre Maranello y Brackley puede resultar odiosa para los italianos. El SF70H no asombra, no transmite tanto como otras de sus creaciones...; no sé, será que Ferrari nos ha malacostumbrado estos años a esperar mucho y recibir poco a nada. Esperemos a verlo en pista pero si vuelvo a tirar de sensaciones... no esperaría demasiado de la nueva máquina de Vettel y Kimi.
En un estatus muy similar tengo que colocar al McLaren. A pesar del maldito apéndice común en todos, menos en Mercedes, me gusta estéticamente. Considero un acierto que el naranja prevalezca a pesar de que a muchos nos recuerde al Spyker F8-VII de 2007. Olvidándonos un poco de lo visual se aprecian detalles interesantes y otros no tanto, como en el Ferrari, muy poco arriesgados. Quizá los de Woking hayan sido más atrevidos que los italianos pero no sé hasta que punto pueden serlo con un rediseño casi completo de la unidad de potencia de Honda. Ese puede ser su punto flaco, otra vez: el saber cómo casarán motor, chasis y aerodinámica, cuando los tres elementos parten casi de cero de nuevo.
Frente a esto me gusta su puesta en escena y parte de lo que han dejado entrever los discursos. Han sido cautos pero con una pizca de ambición; han sido moderados a la hora de hablar de novedades y han mantenido la incógnita en muchos elementos que veremos sólo cuando el coche empiece a rodar y competir. Uno de los mejores síntomas es el total secretismo con el que han ocultado el difusor que, por cierto, vuelve a ser una de las zonas claves en los coches de F1. Las sensaciones me gustan pero la realidad es que será complicado que el coche de Alonso pueda pelear por algo más que no sea mejorar su sexta plaza final en el mundial de constructores de 2016 y anhelar pescar algún podio. Sólo podemos esperar.
El Force India es, para mí, el que peor ha resuelto la colocación de la "aleta", el nuevo morro y, en general, creo que es bastante feo. Es un engendro estético pero su cuarta plaza en 2016 les hace soñar con lo que quiere McLaren pero de forma mucho más realista. Van a por todo y quieren ser el tercer mejor equipo y puede que optar a alguna victoria. Lo tendrán difícil pero si sacrificar la imagen es el secreto para triunfar tienen mucho camino andado. En su mano está volver a ser el segundo mejor equipo con motor Mercedes.
Sauber ha vuelto a cambiar de imagen y, aunque ha camuflado la "aleta de tiburón" mejor que otros rivales, el resto del coche no parece aportar nada novedoso que nos haga pensar que están abocados a ser los últimos de la parrilla 2017, tras el adiós (salvo milagro) de Manor. El equipo suizo sigue teniendo problemas de financiación y su continuidad no parece asegurada. Poca seguridad y mínima inversión que se traduce en un monoplaza que puede sufrir mucho en un 2017 en el que muchos equipos parten con ventaja y otros miran hacia arriba.
Hacia allí es hacia donde mira Renault. Los franceses han pasado un calvario en 2016 similar al de McLaren en 2015, y para 2017 se fijan objetivos ambiciosos. En su punto de mira está el equipo de Woking y dos de los que aún no han presentado sus cartas: Haas y Toro Rosso. Los galos apuestan por sus colores de marca, sobre todo por el amarillo y el negro. A pesar del apéndice de moda, su aspecto está bien resuelto y también parece estarlo a nivel mecánico, de chasis y aerodinámica. Han trabajado durante todo un año en un proyecto a larga plazo que esta temporada debería dar muestras de que a partir de 2018 pueden volver a estar entre los mejores. No parece haber innovado hasta el extremo aunque sí han podido implementar soluciones que les permitan disfrutar de un 2017 que les llene de optimismo de cara al futuro.
Por último y a la espera del RB13 de Newey, y del Toro Rosso de Sainz y el Haas, Williams tiene que presentar de forma real (y no virtual) su coche. Con las imágenes hechas públicas hasta la publicación de este artículo no se puede analizar casi nada. Eso sí, si la tendencia de los últimos años continúa, los de Grove pueden sufrir con un repescado Massa y un novatísimo Stroll ante equipos con con ganas y potencial para superarlos de nuevo como Force India, o para lograrlo este año como McLaren, Renault e, incluso, Toro Rosso.