"Una de nuestras gatas quedó embarazada y el gatito que dio a luz nació casi sin nada de pelo. Después de dos meses comenzamos a ver que en la parte trasera y en la cola se parecía más a un conejo que a un gato. La madre lo rechazó desde el primer momento, así que yo me dediqué a criarlo. Le di leche con una mamadera chiquita hasta que aprendió a comer. Después le dimos alimento para gatos, pero le hizo mal, así que comenzó a comer las sobras de nuestras comidas (sobre todo verduras hervidas). Hoy le gusta mucho cuando le damos frutas, alfajores, licuados y helados", contó Nancy
Eros Yutiel es el rey de la casa: duerme y ve dibujitos junto con los chicos de la casa, no sale de noche y lo sacan a pasear en brazos por la plaza.
Los Ibrahim desconocen si en el fondo de su casa (donde hay cañaverales y otras fincas) vivían conejos silvestres o si había un criadero. La gata madre tuvo luego de este parto dos pariciones más, con gatitos normales, según informa La Gaceta.
Por su parte, el veterinario Fernando Malmierca explicó que, a pesar de su experiencia en el cuidado de los animales y de haber trabajo en varios zoológicos, nunca vio nada igual y aseguró que prácticamente es imposible que sea real. "La concepción mediante un acto sexual no puede haberse dado, debido al tamaño de ambos animales; por la posición erguida del conejo, diferente a la del gato y, sobre todo, por la movilidad del conejo, que no tiene punto de comparación con la agilidad del felino", argumentó el veterinario. Para él, la única explicación posible es que haya "intervenido la mano del hombre" en el procedimiento de gestación.
Fuente: Cronica