Me ví frente al espejo y no me reconocía. Ha pasado tanto tiempo que, lo que retenía mi mente, eran simples esbozos de un yo irreal. Menos cansado, más risueño. Mi sueño se perdió ayer en busca de un nuevo mañana y no sé dónde quedó. Ya no queda nada de eso. Sólo quedan los solo. Sólo quedo yo y esta realidad, donde si te despistas te muerden la mano, te amordazan y te dejan sin nada por lo que luchar. Donde nadie da nada por ti, nadie apuesta en firme y todo son palabrerías. En ese fino hilo pendemos más de uno, con un pie aquí y otro allá, sin camino fijo, dubitativos. Me iré como me alejé de ti. Volveré sin rendir cuentas a nadie. Callaré y no otorgaré, porque no me escondo. El estrés nos consume y acabaremos esfumándonos. Por ahí van mis ilusiones, repletas en una maleta. Por el mismo lugar que se van regresan las decepciones. Pero aquí no existen cobardes, por mucho que algunas personas se hayan llenado la boca de repetirlo. Siguen tan vacías.. A mí nadie me hace sombra, me haré fuerte en la adversidad y aprenderé de los palos. Supe que para superar tus retos has de sentirte insuperable. Marcar tus distancias (que no límites, ya que los límites limitan). Y nosotros somos infinitos con ganas de demostrarlo. Habrá veces que perderé más de lo que pueda ganar. Mis imperfecciones forman parte de mí, de lo contrario no sería yo. Seré así hasta que me muera, ni más ni menos. Y así será. Me llevaré conmigo los buenos momentos y me toparé con mil y uno más. Día a día. Noche a noche. Como un lunático, bajo la luna llena, aullando como un lobo. Gritos de rabia contenida. Desgarrando la carnaza, con la mirada implacable. Refugiado entre la naturaleza. Así soy, somos, seremos. Porque eres un todo si te lo propones. Porque sólo uno mismo es capaz de realizar lo que se propone. Mi meta es la metamorfosis. La duda nos quebranta la libertad, nos hace dejar de ser, nos hace caer al primer golpe. Por eso, estamos preparados para combatir. Ni retirada ni rendición.

Guille.