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Sólo el conocimiento es lo que nos hace libres de prejuicios e insensateces mediáticas- Jean Bernstein
Por: Jean Bernstein
Hace unos días estuve leyendo de un descubrimiento que se hizo de un esqueleto al que lo consideraban la muestra más palpable de que los seres humanos hemos sido visitado por los extraterrestres... en donde se mostraba un cráneo que no poseía más que una pequeña fracción de la parte frontal. Algo que como humanista apasionada llamó mi atención de una manera muy muy grande. Pensar en las posibles implicaciones que pudiera tener el hecho de que un híbrido extraterrestre-humano pudiera estar entre nosotros... Wow, de verdad que me hubiera encantado dejar a un lado el escepticismo y entregarme a mis pensamientos más optimistas de saber que quizá no estuviéramos tan solos en el universo.
Pensar, por ejemplo las posibilidades genéticas me hizo reflexionar. Nuestro sol es sólo una estrella solitaria en la abundancia de 7×1022 estrellas en el universo observable. La Vía Láctea es tan sólo una de entre las 500.000.000.000 galaxias del Universo. Parece que debería haber un montón de vida ahí fuera.
Recordando al astrónomo Frank Drake. Éste concibió una ecuación, ahora conocida como Ecuación de Drake, basada en varios parámetros:
Donde N representa el número de civilizaciones que podrían comunicarse en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Este número depende de varios factores:
R * es el ritmo anual de formación de estrellas "adecuadas" en la galaxia.
Fp es la fracción de estrellas que tienen planetas en su órbita.
Ne es el número de esos planetas orbitando dentro de la ecosfera de la estrella (las órbitas cuya distancia a la estrella no sea tan próxima como para ser demasiado calientes, ni tan lejana como para ser demasiado frías para poder albergar vida).
Fl es la fracción de esos planetas dentro de la ecosfera en los que la vida se ha desarrollado.
Fi es la fracción de esos planetas en los que la vida inteligente se ha desarrollado.
Fc es la fracción de esos planetas donde la vida inteligente ha desarrollado una tecnología e intenta comunicarse.
L es el lapso, medido en años, durante el que una civilización inteligente y comunicativa puede existir.
Y eso que falta reducir todavía a que nuestros visitantes estuvieran constituidos de carbono, fueran de características humanoides, fueran inteligentes (si fueran inteligentes ¡de menzos se acercan a EEUU!) y genéticamente compatibles con nuestra especie y que deseen perpetuar sus genes con nosotros la peor plaga del planeta tierra... las posibilidades se vuelven menos y menos.
Loca o no, o con mucho tiempo para pensar, algo me hizo recordar un par de niños que marcaron mi vida en el ámbito científico que fueron Hayly Okines y Sam Berns que admiro con toda mi alma como a todos los chiquitines que tienen la Progeria y por quienes trabajo de manera voluntaria en The Progeria Research Center... ese cráneo guardaba muchas similitudes con el de estos chicos. No no estoy insinuando que son extraterrestres, al revés, son más humanos que los que no saben distinguir y conocer su enfermedad.
La Progeria es una enfermedad genética de la infancia extremadamente rara, caracterizada por un gran envejecimiento brusco y prematuro en niños entre su primer y segundo año de vida. Se estima que afecta a uno de cada 7 millones de recién nacidos vivos. No se ha evidenciado preferencia por ningún sexo en particular, pero se han comunicado muchos más pacientes de etnia blanca (97% de los pacientes afectados). La Progeria puede afectar diferentes órganos y tejidos: hueso, músculos, piel, tejido subcutáneo y vasos. Desarrollan baja estatura, cráneo de gran tamaño, alopecia, piel seca y arrugada, ausencia de grasa subcutánea, rigidez articular. Al no existir cura ni tratamiento, las personas que lo padecen, no exceden los 13 o 15 años de vida. La forma más severa de esta enfermedad es la llamada síndrome de Hutchinson-Gilford nombrada así en honor de Jonathan Hutchinson, quien fue el primero en descubrirla en 1886 y de Hutchinson-Gilford quien realizó diferentes estudios acerca de su desarrollo y características en 1904.
Al nacer, en los niños enfermos no se aprecian características especiales, aunque en algunos casos pueden percibirse: forma esculpida de la nariz, esclerodermas y cianosis facial. Los síntomas se manifiestan durante el primer año, con una o varias de las siguientes anomalías: retardo en el crecimiento, alopecia y anomalías en la piel, debido a la disminución de la producción de sudor por parte de las glándulas sudoríparas. Hacia el segundo año se añaden otros síntomas, como la caída del cabello. Las manifestaciones clínicas de la Progeria se clasifican en criterios mayores y signos que usualmente están presentes. Los criterios mayores incluyen facies delgadas o finas, alopecia, venas prominentes en la calota, ojos grandes, micrognatia, dentición anormal y retardada, tórax "acampanado" en apariencia de pera, clavículas cortas, piernas arqueadas como jinete, extremidades superiores delgadas con articulaciones prominentes, talla baja, peso bajo para la talla, maduración sexual incompleta y disminución de la grasa subcutánea. Los signos que usualmente están presentes son piel esclerodérmica, alopecia generalizada, orejas prominentes con ausencia de lóbulos, nariz ganchuda, labios delgados con cianosis periodal, paladar alto, fontanela anterior permeable, voz de tono alto y uñas distróficas. En conclusión, el diagnóstico es fundamentalmente clínico y se declara en niños que presentan los signos iniciales de la enfermedad mencionados al comienzo y que manifiesten todos los criterios mayores. Cabe mencionar que no existe un examen concluyente que certifique el diagnóstico de la Progeria.
El diagnóstico diferencial debe plantearse con los síndromes progeroides entre los cuales se encuentran:
Hayley en marzo de 2012, publicó su libro titulado "Old Before My Time". Hayley se encuentra estable, y continua con nuevos y diversos tratamientos para combatir su padecimiento. National Geographic Channel hizo documentales llamados "Hayley: La niña de 96 años" y "Hayley :la anciana adolescente" Mientras que los padres de Sam, Scott Berns y Leslie Gordon, ambos pediatras, supieron de la enfermedad de su hijo cuando aún no contaba dos años. Cosa de un año más tarde fundaron la Progeria Research Foundation para dar a conocer la enfermedad, para incentivar la investigación de sus causas y de una posible cura, y para reunir recursos para apoyar a los enfermos de progeria y a sus familias, el falleció el 10 de enero de este año.
Quizá incluso fuera un caso de síndrome de Apert que es un tipo de acrocefalosindactilia, un trastorno congénito caracterizados por deformaciones en el cráneo, cara, manos y pies. Se suele clasificar como un síndrome del arco branquial, con afectación del primer arco branquial; que en los humanos es precursor del maxilar y mandíbula. Las perturbaciones en el desarrollo de los arcos branquiales en el desarrollo fetal provocan efectos duraderos y generalizados o quizá hidrocefalia (término que deriva de las palabras griegas «hidro» que significa agua y «céfalo» que significa cabeza) es un trastorno cuya principal característica es la acumulación excesiva de líquido en el cerebro.
Aunque la hidrocefalia se conocía antiguamente como agua en el cerebro, el agua es en realidad líquido cefalorraquídeo, un líquido claro que rodea el cerebro y la médula espinal. La acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo tiene como consecuencia una dilatación anormal de los espacios en el cerebro llamados ventrículos. Esta dilatación ocasiona una presión potencialmente perjudicial en los tejidos del cerebro, generalmente el aumento del líquido en los ventrículos es producido por la obstrucción de los conductos situados por debajo del cerebelo.
¿Por qué nadie les ha dicho a los "científicos" de las similitudes fisonómicas de estos niños tan preciosos y brillantes con su aclamado niño de las estrellas?... Una enfermedad TERRESTRE donde se estima que afecta a uno de cada 8 millones de recién nacidos. Es más fácil de creer que imaginar a un extraterrestre calenturiento correteando a una humana después de un viaje años y años luz... ¿o qué opinas?.