¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Bien Pensado escriba una noticia?
Con cierta frecuencia nos enfocamos más en promover las características que tienen nuestros productos o servicios, que en realmente las cosas que resuelven, es decir, los beneficios por los cuales debiera adquirirlos.
La diferencia no es sutil y mucho menos evidente. El enfocar la oferta en lo que realmente aprecia el mercado es pararse desde su perspectiva e incrementar sustancialmente el valor que le asigna.
Cuando nos enfocamos en el beneficio que genera o el problema que resuelve, el precio ya no es la única variable a considerar. Pregúntese, ¿cuando la gente compra mi producto o servicio, qué es lo que realmente está comprando?. Por ejemplo:
Todos compramos algo más que el simple servicio o producto. Compramos una expectativa de libertad, de recuerdos inolvidables, de alegría, paz interior o realización personal.
Las personas asignarán mayor valor -y por ende estarán dispuestas a pagar un mayor precio-, en la medida que consideren que lo que usted les ofrece genera grandes beneficios, les ayuda a ahorrar tiempo, aprovechar oportunidades o hacer su vida más fácil. Y esto no siempre es tan obvio y no siempre tan claramente expresado.
El producto o servicio es un medio para un fin mayor: el beneficio esperado. Cada decisión que tomamos está basada en una expectativa. Ofrezca resolver la expectativa adecuada -y por supuesto resuélvala- y logrará la preferencia. Apóyese más en solucionar un problema o capitalizar una oportunidad que en vender un producto y ganará el aprecio de los clientes.