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La formación que recibimos desde muy pequeños es la planeación del futuro, innamovible, con estándares ajenos que pueden limitar la creatividad e innovación, cuando esos planes no resultan no hay que derrumbarse y creer que ante el aparente fracaso no tenemos alternativas
Nos enfrentamos cada día a dar los resultados esperados por padres, amigos, socios y hasta círculos sociales cerrados que exigen ciertos rendimientos que al final nada aportan a la costrucción de una sociedad más humanao felíz. Ya sea de caracter económico, académico, social o político nuestros objetivos deberían estar encaminados a la contribución, no a la satisfacción individual su simple realización.
Si los planes iniciales fallan es fácil caer, sentir que fracasamos, que no es lo que esperabamos y que no hay manera de seguir adelante y tener una crisis de depresión, quedar sin mayores esperanzas y con asco de todo. Preguntas frecuentes: ¿Qué diran cuando se enteren?, ¿Qué voy a inventar para explicar?, ¿Qué hago ahora para no sentir vergüenza?. Y es gracioso ver que son situaciones tan comunes que casi todos andamos en la misma onda...tratándo de buscar las excusas que sean aceptadas, o medianamente menos bochornosas para nuestros "fracasos diarios". Infidelidades, declinación de carreras universitarias, enfermedades, divoricios, abortos, crisis económicas, imposibilidad de tener hijos etc.
Nadie esta excento, nadie puede decir que no le ha pasado, o a lo mejor no se han dado cuenta, no lo saben aún.
Lo más importante, lo que a muchos no les han enseñado es afrontar las derrotas, los tropezones como parte de la vida, como oportunidades para cambiar, para seguir buscando, momentos ideales para ser creativos y seguir nuestro camino, ese camino individual que nadie más puede trazar ni recorrer, el camino que permita que seamos constructores de cosas positivas, no solo para nosotros sino para la sociedad en general, para nuestros vecinos, amigos, familiares y cada persona que pueda beneficiarse realmente de nuestra bondad, de nuestro amor.
Afrontar las derrotas, los tropezones como parte de la vida, como oportunidades para cambiar, para seguir buscando, momentos ideales para ser creativos y seguir nuestro camino
Nunca es tarde para creer en nosotros, para soñar y hacer realidad esos sueños, esos que veíamos tan fácil a los 8 años, eso que dejamos de lado por los prejuicios y convenciones sociales que dejamos entrar en nuestra realidad.
En momentos de crisis existen 2 claros caminos, el primero fácil, caer, llorar, patalear, maldecir y probablemente quedarse ahí....y repetirlo en cada crisis porque con seguridad existiran millones. El segundo más díifícil y de mayor exigencia, levantarse, sacurdirse, pensar, imaginar, soñar y volver a empezar aunque tengamos lagrimas en nuestro rostro.
Este primer escrito es solo una invitación a la reflexión, a la motivación real en el corazón de cada uno, a soñar despiertos con una mejor sociedad en la que cada uno pueda contribuir primero internamente y luego contagiando a todos de tantas cosas buenas que tenemos en cada respiro, en cada mirada.
Si los planes iniciales fallan es fácil caer, sentir que fracasamos, que no es lo que esperabamos y que no hay manera de seguir adelante