Según la ONU, el Paraguay, es el único país en el que la gran mayoría de los ciudadanos puede comunicarse en una lengua indígena a todos los niveles porque, además de ser de uso extendido, esa lengua es oficial junto con el español, y tiene el mismo tratamiento a efectos legales
El guaraní es una lengua de la familia tupí-guaraní hablada por aproximadamente 6, 5 millones de personas en el Cono Sur de América, incluyendo a los hablantes de Paraguay y a los que lo usan como segunda lengua.
El guaraní es un idioma milenario, de una cultura milenaria. Son las huellas genéticas que dejaron los primeros habitantes del suelo que pisamos, a quienes las nuevas generaciones deben respeto y de donde provienen muchas de las costumbres y tradiciones más prósperas del Paraguay. Tal como se conoce, este idioma nativo sufrió, desde el momento de la llegada de los españoles, la batalla por la identidad y preservación de este floreciente idioma indígena, que una vez se dispersó por una enorme extensión de lo que llamaban Abya Yala, más adelante nombrada América, por los invasores europeos.
El pueblo Guaraní era originalmente nómada y se diseminó en varias familias lingüísticas. Investigadores coinciden en que su registro inicia en la región central del continente; desde allí migraron hacia el sur en la búsqueda incansable del Yvy marane’y o la tierra sin mal. Esta búsqueda les asentó en el corazón de la región sur de Abya Yala, que hoy abarcaría las regiones de la amazonia brasilera, un poco de Bolivia, Argentina, Uruguay y todo Paraguay.
Si bien la lengua guaraní es utilizada en un 90% por la población no indígena, no siempre ha sido muy bien vista. El guaraní fue una lengua discriminada y sus hablantes sufrieron acoso y agresiones durante siglos. La última etapa de persecución e intento de sofocar su uso fueron los 35 años de dictadura de Alfredo Stroessner, que terminó en 1989.
Fue entonces cuando el guaraní empezó una carrera de reivindicación que culminó con su proclamación como una de las dos lenguas oficiales de Paraguay en la Constitución de 1992. Además, esta dedica su artículo 77 a "la enseñanza en la lengua materna".
En la actualidad, se sigue manteniendo en pie la lucha por mantener la lengua guaraní, fomentando su enseñanza en todos los niveles educativos. Realizando concientizaciones acerca de la importancia que conlleva dicha lengua en la cultura paraguaya y promoviendo la no discriminación a las personas que lo utilizan.
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