Lo claro deja de estar tan nítido. Incluso queriendo cambiar la lente para ver de otro color el mundo, sigue siendo gris. Gris y efímera felicidad. Buscando un cómo. El sentido de la vida, el sentido de mis latidos. Como vivir sin sentirlo. Cómo vivir. Tumbarme en el suelo y pensar. El mundo bajo mis pies y a la vez sobre mí, que ya no sé ni lo que quiero ni me importa. Todo me sobrepasa, en esta vida que pasa cuando sólo pasa el tiempo. Mis líneas rectas son zigzags que acaban en tierra de nadie. Insulso. Quiero olvidar. Dejar de ser tan sumamente gilipollas y ser fuerte. Ser capaz de mirarte a la cara sin murmurar. Dejar de pensarme cada matiz. Dejar de comerme la cabeza. Pero no existen puntos medios, mas sigo siendo un punto final. El final de mis inicios comienza cuando acaban los sueños. Y yo, con insomnio, amordazándolos con el nudo de mi garganta en el fondo del mar. Haciendo fuerza con mis manos, el corazón en un puño. Ahogando oportunidades. Y lo más bonito, que sigues siendo tan estúpidamente irreal. Tan cerca e inalcanzable. A un palmo. Y tan lejos. Son los segundos los que te mandan a dormir junto a mí. Junto a mis miedos. A dos palmos del cielo y a uno del suelo. Que és más fácil caer que alzar el vuelo. Lo simple deja de ser complejo cuando dejamos atrás nuestros complejos; cuando somos, seremos y estaremos junto a nuestro fiel reflejo del espejo. Cuando no nos conformamos con lo que nos llega, cuando luchamos y buscamos nuestro sendero. Cuando el camino es difícil, búscate buena compañía. Hoy en día, tengo la mejor. Y como siempre, fuiste todo. Algún día serás nada. El resto, es historia. Y como toda historia, siempre tiene un final, y una segunda parte. Y deja secuelas. Pero hay historias, que permanecerán para siempre en nuestra memoria y la nuestra será una de esas. Tan fácil de escribir, tan difícil de conseguir, tan simple como dejarse llevar con la contracorriente frente a la adversidad. Y que el tiempo decida. Mientras tanto, alzaremos el vuelo para que el viento nos lleve. Alzaremos el vuelo.
Guille.
No tengo el gusto de conocerme por el miedo a no soportarme. Soportar el peso de las palabras que emanan de mi boca y van a parar a quién sabe dónde. Caer por efecto de la gravedad. Y es aquí donde todos somos completos desconocidos y culpables de callar 26/11/2012
Es bonito no ver nada mientras duermo, perderme entre la espiral y las tapas del cuaderno. Entre mis letras y otras cosas. Desvanezco. Soy efímero como el tiempo, las gotas derramadas al margen de tu página, uno más de tus tachones. Y en tus quieros rezo, pero no creo en nada más que mis errores 12/02/2013
Despedidas con sabor a piel. Despellejadas, descosiendo los finos hilos de la cordura. Locura. Estado transitorio por el que pasa el corazón y el ser que lo porta, alejándose de cualquier raciocinio clarividente. Dime a qué sabe tu piel. Amarga. Tus lamentos. Mis reproches. Tus noches. Mis días 05/12/2013
Uno da lo que recibe. Pierde momentos que se esfuman. Boomerangs que no vuelven. Diciendo adios al vaiven de viejos aires. Se evaporan. Se van por ahí, buen viaje. Nuevos caminos se abren paso, dejando todo pasado y presente a los lados. El futuro nos ata, siendo tan poco cuerdos 30/07/2014
Siendo tan patoso era normal que metiera la pata. La pata hasta el fondo. Al abismo. En tierra de nadie, donde nadie jamás había llegado. Quizás era el momento de calzarse un par. Así pues, me calcé y me sumergí en aquel estanque tan oscuro y frío 16/11/2012