Lo claro deja de estar tan nítido. Incluso queriendo cambiar la lente para ver de otro color el mundo, sigue siendo gris. Gris y efímera felicidad. Buscando un cómo. El sentido de la vida, el sentido de mis latidos. Como vivir sin sentirlo. Cómo vivir. Tumbarme en el suelo y pensar. El mundo bajo mis pies y a la vez sobre mí, que ya no sé ni lo que quiero ni me importa. Todo me sobrepasa, en esta vida que pasa cuando sólo pasa el tiempo. Mis líneas rectas son zigzags que acaban en tierra de nadie. Insulso. Quiero olvidar. Dejar de ser tan sumamente gilipollas y ser fuerte. Ser capaz de mirarte a la cara sin murmurar. Dejar de pensarme cada matiz. Dejar de comerme la cabeza. Pero no existen puntos medios, mas sigo siendo un punto final. El final de mis inicios comienza cuando acaban los sueños. Y yo, con insomnio, amordazándolos con el nudo de mi garganta en el fondo del mar. Haciendo fuerza con mis manos, el corazón en un puño. Ahogando oportunidades. Y lo más bonito, que sigues siendo tan estúpidamente irreal. Tan cerca e inalcanzable. A un palmo. Y tan lejos. Son los segundos los que te mandan a dormir junto a mí. Junto a mis miedos. A dos palmos del cielo y a uno del suelo. Que és más fácil caer que alzar el vuelo. Lo simple deja de ser complejo cuando dejamos atrás nuestros complejos; cuando somos, seremos y estaremos junto a nuestro fiel reflejo del espejo. Cuando no nos conformamos con lo que nos llega, cuando luchamos y buscamos nuestro sendero. Cuando el camino es difícil, búscate buena compañía. Hoy en día, tengo la mejor. Y como siempre, fuiste todo. Algún día serás nada. El resto, es historia. Y como toda historia, siempre tiene un final, y una segunda parte. Y deja secuelas. Pero hay historias, que permanecerán para siempre en nuestra memoria y la nuestra será una de esas. Tan fácil de escribir, tan difícil de conseguir, tan simple como dejarse llevar con la contracorriente frente a la adversidad. Y que el tiempo decida. Mientras tanto, alzaremos el vuelo para que el viento nos lleve. Alzaremos el vuelo.
Guille.
Hubo días en los que varaba sin rumbo ni destino fijo. A merced de las inclemencias del oleaje, en un eterno vaivén, una espiral que no daba posibilidad de llegar a la orilla. Y se hacía de noche 20/09/2013
La proximidad se me hace cada vez más lejana y difícil. Somos como zapatos de cristal, hechos a medida y muy frágiles. Tan frágiles que nos solemos romper en mil pedazos pero nos recomponemos a las primeras de cambio 16/11/2012
A merced del viento, donde nos lleve. No dudé en dejarme llevar, a sabiendas de que el viento soplaba en mi contra como siempre. ¿Quién conoce lo que está por llegar? ¿Quién sabe lo que le depara el destino? Nadie 20/11/2012
Aprendimos a caminar al rato de nacer. Solos. Y fue así como, nosotros mismos, fabricamos el camino. Con cada paso nos hicimos viejos; con cada fracaso, una lección. Aprendimos de los golpes y sus daños, no con los años. Las lesiones no siempre se ven directamente con los ojos 14/11/2012
La luz se perdía en lo profundo de su mirada de perdonavidas. Ojitos de sapo y lágrimas de cocodrilo. Piel de gallina y a ciegas, supe que nunca me convertiría en un perfecto príncipe. La sangre azul desteñía, bañada bajo la torrencial tormenta que auguraba un poco esperanzador futuro 31/07/2013