Imagen de la playa Papakolea con su arena de color verde.

Todos hemos deseado alguna vez perdernos en un playa paradisíaca con su arena blanca y su agua cristalina. Y playas así se pueden encontrar a lo largo de todo el mundo, pero ¿playas con arena verde?

Pues sí existen, hay cuatro playas en todo el mundo: la playa de Talofofo en la isla de Guam (EEUU), Punta Cormorán en la isla Floreana (Ecuador), la playa Hornindalsvatnet (Noruega) y la playa de Papakolea en el archipiélago de Hawaii (EEUU). Pero de todas estas playas, la única que tiene la arena de un color verde intenso, uniforme y a cualquier hora es la playa de Papakolea.

Esta playa está situada en el archipiélago volcánico de las islas Hawai en mitad del Océano Pacífico, exactamente en South Point (Isla Grande de Hawái). La playa se encuentra en una bahía y está rodeada por fragmentos volcánicos formados hace 49.000 años y que se han ido derrumbando parcialmente.

En cuanto a su característico color verde, tiene una explicación científica. En esa zona abunda un mineral llamado el Olivino (también conocido como "diamante hawaiano"), una piedra semi-preciosa de forma vidriosa y con muchas burbujas de gas "atrapadas" (debido a cuando el magma explota en el aire y se enfría rápidamente) que se extrae por la fuerza de erosión que provoca el mar sobre el terreno. Este mineral es un silicato que su bajo en hierro da lugar a colores verdes. Por lo tanto, este color característico se debe a que está formada por minúsculas piedras de Olivino. De hecho, se podría decir que, si paseas por su orilla, estás caminando sobre joyas.

Pero llegar a esta playa no es nada fácil ya que se encuentra en la base del Pu'u O Mahana, situada en un terreno sin desarrollar donde hay que andar unos 5 kilómetros por campos de lava solidificada sin señalización alguna y soportando los fuertes vientos que azotan esa parte de la isla. Aún con todo esto, la recompensa al final del camino es enorme porque no tiene precio llegar y ver una playa verde de ensueño rodeada de acantilados y rocas afiladas.

En conclusión, este es uno de esos lugares paradisíacos únicos e inimaginables en los que todavía la naturaleza impone sus propias normas y en el que se puede llegar a ver su verdadero potencial.

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