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En contra de lo que dicta la lógica, en algunas actividades, como por ejemplo los deportes, los amuletos tienen un cierto efecto positivo. ¿Existe acaso la magia? Una nueva investigación muestra que poseer un amuleto y creer en su poder mágico realmente puede mejorar el rendimiento en ciertas actividades, al incrementar la autoconfianza del portador.
"Miro mucho deporte, y leo sobre deporte, y he notado que muy a menudo los atletas, incluyendo a deportistas famosos, tienen supersticiones", explica la investigadora Lysann Damisch de la Universidad de Colonia.
Entre los ejemplos más conocidos en los que ella se fijó, destaca el del jugador de baloncesto Michael Jordan, quien para tener buena suerte llevaba sus pantalones cortos del equipo de su universidad bajo su uniforme de la NBA. Y también el de Tiger Woods, quien suele llevar una camisa roja en los días más importantes de sus torneos de golf.
Intrigada por el motivo de que esos y otros deportistas siguieran esas supersticiones, y por el aparente efecto positivo de sus amuletos, Damisch pensó que tener una superstición quizá podía ayudar a la gente a desenvolverse mejor al incrementar su autoconfianza. Con sus colegas Barbara Stoberock y Thomas Mussweiler, también de la Universidad de Colonia, ella diseñó un conjunto de experimentos para comprobar si activar las creencias supersticiosas de la gente puede mejorar su rendimiento en una tarea.
En uno de los experimentos, se pidió a los voluntarios que trajeran consigo un amuleto. La gente trajo todo tipo de objetos. Entonces los investigadores se llevaron consigo los amuletos durante un rato para sacarles una foto. A la mitad de los voluntarios se les devolvió su amuleto antes que comenzara la prueba; a la otra mitad se les dijo que había habido un problema con el equipo fotográfico y que les devolverían el amuleto más tarde.
Los voluntarios que tuvieron consigo su amuleto se desenvolvieron mejor en un juego de memoria en un ordenador, y otras pruebas mostraron que esta diferencia se debía a que tenían más confianza en sí mismos. También se autoimpusieron alcanzar metas más altas. Incluso el mero hecho de decirle a alguien que se le deseaba suerte mejoraba el rendimiento de los voluntarios en una tarea que requería de destreza manual.