En esta sociedad tan convulsionada y confundida, donde los primeros en haber perdido el rumbo son los dirigentes quienes entorpecidos por sus propias causas judiciales no pueden ver con claridad el rumbo hacia donde dirigen a su pueblo, quienes les confiaron su destino.

Policía desarmado, porque una ley mal interpretada te quitó el derecho a cuidar tu propia vida, y dando lo último que a ti te quedaba, tu vida, la ofrendaste para cumplir tu deber.

En torno a ti se abre el debate, pues detrás de sus escritorios se encubren los cobardes que dejan a merced de la estúpida polémica la vida de sus ciudadanos, contradiciéndose por sus propios actos que gritan a los cuatro vientos que no pueden salir a la calle sin sus custodios bien armados.

Sin embargo a ti te dejaron solo, sin capacidad de defensa ante el criminal osado. Hiciste bien en disparar a tu agresor, para librar a tu familia del dolor de pedir justicia, y para demostrar que valor y hombría te sobra.

Sin embargo detrás de los recintos judiciales, la letra se torna espesa ¿Hasta donde la justicia esta siendo cómplice de tantos crímenes? ¿Hasta donde asesina más la interpretación que el trazo de la ley? No en vano quedó tu sangre derramada en la acera, muchos levantarán su puño ante la inminente locura de los letrados que confundieron derecho con benevolencia, y justicia con desdén. 

Dios te tenga en la gloria.

Carlos Polleé