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La captura del senador Né stor Ivá n Moreno Rojas y la suspensió n del Alcalde de Bogotá Samuel Moreno Rojas, hermanos y miembros del Polo Democrá tico, han desatado un revuelo polí tico en el paí s. El alboroto ocasionado por las decisiones de los ó rganos judiciales y disciplinarios se ha debido a que la coalició n de izquierda a la cual pertenecen los dos encartados se dedicó a denunciar y a hostigar al gobierno anterior, escudados en la supuesta lucha en contra de la corrupció n. Es decir, es una paradoja que por un lado pretendan actuar como paladines de la moral y por el otro lado actú en realmente como delincuentes.
El pueblo colombiano no sale de su asombro por la manera como se han venido conociendo los graves hechos de corrupció n en la contratació n de la capital de la repú blica y que involucra a dos miembros representativos de ese partido polí tico.
En Colombia, los partidos o movimientos polí ticos que quieren hacerse con el poder recurren sistemá ticamente a las denuncias y amenazas a los gobiernos de turno. La intenció n real, má s allá de ejercer el control polí tico, lo que busca es poner en la picota pú blica a los representantes de las corporaciones y de esta manera allanar el terreno para sus propias aspiraciones.
El Polo democrá tico no ha sido la excepció n de la regla. Sus miembros han logrado apoderarse de algunos cargos de representació n popular porque han apelado a la denuncia y a la persecució n temeraria. Ademá s, algunos medios de comunicació n amarillistas y aliados de é stos, hacen eco con el propó sito de confundir a la opinió n pú blica. De esta manera, logran engatusar a la sociedad con falsas banderas de moralidad.
Menos de ocho añ os de gobierno en la capital de la repú blica fueron suficientes para desnudar lo hueco que son estos partidos. Sus ejecutorias son sostenidas con babas. Hoy Bogotá paga con creces el haberse dejado timar por una coalició n de izquierda inepta y corrupta. Aú n má s, miembros de este grupo son cuestionados por el enriquecimiento que han obtenido só lo por haber ocupado puestos de mando en la capital.
Ahora bien, al Polo ademá s del descalabro que ha sufrido, le ha surgido desde las elecciones pasadas un rival que ha copiado su misma estrategia. Aú n má s, lo ha superado con creces hasta el punto de haberle arrebatado un sector. Peor aú n, en la confrontació n que parece librarse cuerpo a cuerpo por los votos de un sector de la sociedad colombiana las armas usadas le han hecho estrago hasta el punto de reducirlo dramá ticamente.
El Partido Verde logró calar no al interior del pueblo colombiano, sino al interior de la coalició n de izquierda. Los resultados que obtuvo y lo hacen soñ ar con posibles escañ os en la administració n de entes territoriales en el paí s se debieron a que le arrebató al Polo la gran mayorí a de su electorado. Segú n los resultados de las elecciones presidenciales de 2010 el ú nico partido que resultó damnificado por el accionar de los Verdes fue el Polo Democrá tico. La coalició n de izquierda fue superada por los Verdes usando su mismo discurso que no es otro que la denuncia temeraria y el show mediá tico con el propó sito de atrapar incautos.
Pues bien, la caí da del Polo Democrá tico tambié n es la caí da de los Verdes. El pueblo colombiano con el derrumbe de la coalició n de izquierda ha aprendido la lecció n. Los espejismos a los que recurren los grupos polí ticos de izquierda o dizque de centro no son má s que cebos para adormecer a la sociedad. El engañ o al que recurrió el Polo para lograr sus resultados polí ticos hoy está siendo puesto en evidencia.
Por lo anterior, al partido Verde, sus argumentos y tá cticas para postularse como alternativa de poder han quedado en entredicho debido a que son los mismos que ya ralló el Polo democrá tico de tanto usarlos. Estas banderas no se podrá n seguir enarbolando como ú nico caballo de batalla para lograr conquistar escañ os en las corporaciones pú blicas.
Los integrantes del partido Verde en la euforia colectiva en que andan sumidos no logran visualizar que su logro es efí mero. La alcaldí a de Bogotá se convierte en su escollo má s insuperable por cuenta del descalabro del Polo en la capital. El electorado de ahora en adelante muy posiblemente no se dejará ilusionar por vendedores de pó cimas má gicas. Aú n má s, la suspicacia de los votantes hacia los partidos nuevos que se muestran como la esperanza se aumentará . Peor aú n, muchos de los votantes apelará n a la frase de cajó n: “ Má s vale malo conocido que bueno por conocer” .
Así que el Polo hoy ratifica lo que piensa la inmensa mayorí a del pueblo colombiano de los partidos de izquierda o de los que dicen ser de ella. É stos parecen actuar como lobos disfrazados con piel de oveja para devorar la institucionalidad. Ademá s, el Polo hoy ratifica ser fiel al ideario izquierdista mundial que no es otro que el de la ineptitud para llevar las babas a la prá ctica.
Por ú ltimo, los Verdes se han podido marchitar sin haber probado aú n las mieles del poder. Desde hoy sus lí deres tendrá n que hacer un giro drá stico en su discurso baladí , y tendrá n que aterrizar con propuestas reales y serias. El Polo se ha vuelto un referente para el pueblo colombiano, el cual desde hace un tiempo para acá se ha vuelto perspicaz para detectar a las “ mansas palomas” .