Según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la opinión de los españoles sobre asuntos de interés, se refiere de manera regular, a lo largo de los últimos años, a los principales problemas que tiene España como el paro, los problemas de índole económica, la corrupción y el fraude, preocupación por la clase política, el procés, la violencia de género, las pensiones, la vivienda, sanidad, el medio ambiente, y muchos otros temas verdaderamente urgentes y necesarios para afrontar una recuperación y la posición que merece nuestro país dentro de la Unión Europea.

Sin embargo, en lugar de aportar medidas y arrimar el hombro para alcanzar estos objetivos necesarios, algunas fuerzas políticas, en claro desinterés por todo lo que está en juego, prefieren crear polémica y lanzar bulos sobre supuestos adoctrinamientos oscuros y de carácter erótico por parte del profesorado a los alumnos más pequeños, con la aquiescencia del Gobierno.

Para ello, estos conspiradores se dedican a difundir vídeos y fotografías de los cursos que, supuestamente, se imparten en las aulas de nuestro país. Pero la realidad es que no se han producido en España, ni son actividad alguna extraescolar. Lo que han hecho estos farsantes tramposos ha sido retuitear imágenes en las que se observa cómo una niña toca a un hombre desnudo tumbado en el suelo, afirmando que se trata de una charla para menores. Imágenes con las que acompañan un mensaje: "¿Por qué es necesario el pin parental que Vox propone? Para que los padres puedan negarse a que a sus hijos les enseñen este tipo de burradas". Pero, ¿cuál es la realidad? Pues, que es una secuencia de imágenes grabadas en 2017 en Brasil y que pertenecen a una performance artística.

Y es que quieren acostumbrarnos al sectarismo. Con la intención, según ellos, saludable, de protegernos. Los puros y limpios, los españoles de bien, se autodefinen, pero se arropan de mentiras y alimentan a sus seguidores naturales haciéndoles creer que gozan de un ficticio espacio de seguridad y razón. Algunos lo creen sinceramente, y ese es el problema, y quizás algún día salgan del círculo y se sientan defraudados, ninguneados, sin el discurso que consideraban verídico e inapelable. Y entonces se darán cuenta que el problema no era el que creían, sino el que tenían como solución.

Escuchar a Vox desprestigia a todos los ciudadanos de España, esto debería hacernos reflexionar sobre si este tipo de espectáculos deben formar parte de la vida política

Su política es sucia y seguramente saldrán manchados por ello. Luego dicen que este nuevo “Frente Popular” es ilegítimo, que son los corruptos y los que juegan sucio, pero, ¿quién es más sucio? ¿el que desde un cómodo rincón escondido convive con la mugre y la maneja o el que, aún a riesgo de ser salpicado, se pone a limpiarla? Estoy seguro de que todos conocemos la respuesta.

Estamos pues ante un partido manipulador, sin escrúpulos, falso, guiado por gente con conveniencias personales. Con tan bajo concepto de la tarea política que la desdeñan, difícilmente gente de bien usaría tan burdas y arteras tretas.

La realidad es que en una sociedad moderna es necesaria la verdad, el diálogo y el compromiso, y por supuesto ponerse en el lugar del otro, acercar posiciones y tender puentes ante el reto común del bienestar. Habrá cuestiones innegociables y otras secundarias en las que se podrá transigir, sin importar posiciones ni ideologías. Porque negociar es saber vender, pero también saber comprar. El problema es que algunos no quieren esto, el problema es que algunos (PP y VOX) solo buscan la confrontación.