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La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), dependiente del Ministerio de Sanidad, ha informado este miércoles de la muerte de una persona con un ictus isquémico que había recibido la vacuna de AstraZeneca en los últimos 16 días. El Ministerio ha hecho público este comunicado el mismo día que se ha conocido la muerte de una profesora de Marbella, de 43 años, por hemorragia cerebral después de recibir la vacuna de AstraZeneca el pasado 3 de marzo.
Esta mujer, que es uno de los tres casos notificados en el Sistema de Farmacovigilancia que actualmente están estudiando las autoridades sanitarias, no sufría patologías previas conocidas y acudió a urgencias con cefalea y malestar general que los especialistas atribuyeron en un primer momento a los efectos secundarios de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford. Sin embargo, en una segunda consulta y ante la persistencia del malestar, se le detectó una hemorragia masiva que intentaron drenar en una intervención quirúrgica en la que se descubrió un edema (acumulación de líquido en el cerebro), según recoge Diario Sur .
La información facilitada por el Ministerio de Sanidad este miércoles por la mañana apunta a que la mujer muerta sufrió un "ictus isquémico con transformación hemorrágica que, desgraciadamente, tuvo un desenlace fatal". Este es uno de los tres eventos que estudia la Aemps en el marco de 975.661 personas vacunadas en España con la vacuna de AstraZeneca.
Un ictus isquémico es un tipo de infarto cerebral. Según explican las doctoras Morales y Alonso-Fernández a 20minutos , "el ictus o infarto cerebral consiste en una alteración en el flujo de sangre que llega al cerebro. Hay dos tipos de ictus: el hemorrágico, en el que se produce un sangrado dentro del cerebro y el isquémico en el que un coágulo ocluye las arterias, impidiendo el flujo normal de sangre (desde el corazón hasta el cerebro). En ambos casos la consecuencia final es la lesión de las células del cerebro, la pérdida de neuronas".
Desde Clínica Mayo agregan que "por lo general, un coágulo sanguíneo se forma en las arterias dañadas por acumulación de placas (ateroesclerosis). Puede ocurrir en la arteria carótida del cuello, así como en otras arterias".
Los ictus por obstrucción de una arteria cerebral (isquémicos) suponen el 85% del total, según datos de Sanitas , y representa la primera causa de muerte entre las mujeres y la segunda en el caso de los hombres, después del cáncer.
Los especialistas exponen que una rápida actuación es clave para la supervivencia y secuelas y consideran cruciales las primeras cuatro horas y media.
Para identificar bien los síntomas, desde Sanitas indican que las principales señales de alarma son la pérdida repentina de la fuerza o adormecimiento en la cara, en un brazo o en una pierna, la pérdida súbita de la visión en uno o en los dos ojos, la dificultad brusca para poder hablar, expresarse o comprender, dolor de cabeza muy intenso y sin causa aparente, e inestabilidad, desequilibrio o incapacidad para la marcha.
Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), "hoy día sabemos que, afortunadamente, podemos actuar sustancialmente sobre los factores de riesgo más importantes y, con ello, reducir de forma significativa el número total de personas que sufrirán un ictus cada año. Hoy por hoy, el mejor tratamiento del que disponemos para las enfermedades cerebrovasculares es una adecuada prevención y esta comienza por la modificación de los principales factores de riesgo tratables". Estos son, según los expertos, la hipertensión arterial, las enfermedades cardíacas, el tabaco, las grasas en la sangre, la diabetes, así como el consumo de alcohol, el sobrepeso, la vida sedentaria y los anticonceptivos orales.
Sobre estos últimos, desde la SEN puntualizan que "en la actualidad su contenido en estrógenos es bajo y sólo parecen aumentar el riesgo si se suman otros factores, sobre todo el consumo de cigarrillos o padecer otra enfermedad vascular o cardíaca".
Cada año, entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus en España, de los cuales un 50% quedan con secuelas discapacitantes o fallecen. Aunque en los últimos 20 años la mortalidad y discapacidad por ictus ha disminuido, en los próximos 25 años su incidencia se incrementará un 27%. En los últimos 20 años ha aumentado un 25% el número de casos de ictus entre las personas de 20 a 64 años.
La edad es otro factor de riesgo, ya que la incidencia del ictus aumenta considerablemente a partir de los 60-65 años: un 5% de los mayores de 65 años de España han sufrido un ictus. No obstante, el ictus, puede aparecer a cualquier edad: un 0, 5% de todos los ictus se producen en personas menores de 20 años.