12 de mayo 2009. Una de las cosas más sorprendentes en Colombia para un turista es la inexistencia de la propina. Y una de las cosas más extrañas es que los comerciantes incluyen en la factura un 10% de "propina voluntaria" sin permitir que el cliente demuestre interés propio por hacerlo.

Cuando se desea crear relaciones serviciales y diferentes entre un cliente y un vendedor en el ámbito de los restaurantes y los bares, una propina es ofrecida habitualmente en señal de apreciación, y así el mesero está mucho más atento a un cliente. Sin embargo, en Colombia esta clase de relación no existe y entonces presenciamos servicios de mala calidad, descuidos, relaciones de una pobreza inaudita, una falta total de cortesía, y por supuesto una tentación de aprovecharse de los clientes por medios dudosos.

Los meseros de Cartagena de Indias saben que un turista extranjero le dará una propina y entonces ofrecen un servicio amistoso, agradable y atento. Por el contrario, para los colombianos que vienen del interior y llegan a Cartagena, muy raros son los que dan una propina, entonces les cargan una "propina voluntaria" para compensar esta falta de generosidad y conciencia.

Los meseros de Cartagena de Indias saben que un turista extranjero le dará una propina y entonces ofrecen un servicio amistoso, agradable y atento.

Que sucedería si la propina fuera una práctica para los colombianos ?

Es fácil prever las consecuencias observando lo que pasa, como por ejemplo, en México donde la propina es una manera habitual de intercambio entre un mesero y un cliente. El servicio es de una gran cortesía y la calidad de las relaciones consta de una increíble generosidad ... pero pueden ofrecer eso los colombianos ? Lograran comprender que esta acción tendrá repercusiones grandiosas en su economía y en el turismo en general ?

Por otro lado, los meseros de Cartagena están tan acostumbrados a no recibir propina que seria mas inteligente darla antes de finalizar el servicio ... yo lo experimento a menudo y les garantizo que es así como eso funciona, ya que dar la propina al final es un error que a menudo he cometido en Cartagena. Los meseros no tienen esperanza en ella, pero si la dan antes, ellos se llenaran de una amabilidad ejemplar.