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España salió el miércoles a reaccionar frente a las críticas de algunas autoridades europeas sobre el papel del país ibérico en la crisis de deuda de la zona euro, en un contexto que ha llevado a un encarecimiento de la deuda hispana y de otros socios como Italia.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, puso sobre el tapete las tensiones entre la Comisión Europea y otras autoridades regionales respecto a una eventual profundización de la crisis de deuda debido a la actuación de España.
‘Quiero decir lo siguiente en relación con algunas declaraciones que se han producido en la UE (…) Nosotros, el Gobierno de España y los españoles no vamos contra nadie, no hablamos de otros países’, dijo Rajoy a miembros de su partido en una comparecencia en el Congreso.
‘Nosotros a todos los países de la UE y de la zona euro le deseamos lo mejor(…) lo que es bueno para España, es bueno para la zona euro’, agregó.
Rajoy aludía así a recientes declaraciones de diversos líderes europeos que no han dudado en comparar a España con Grecia o hablado de los riesgos de contagio de la situación de la nación ibérica en un momento en el que el país decreta duras reformas.
‘Todos tenemos problemas y nosotros trabajamos para solucionar los nuestros (…); esperamos que los demás hagan lo mismo, que asuman sus responsabilidades y que sean prudentes en sus afirmaciones y que trabajen para mejorar su país y la zona euro, porque todos tenemos una gran responsabilidad y todos queremos una Europa fuerte en un euro fuerte’, agregó.
En los poco más de cien días al frente del país, el Gobierno del conservador Partido Popular ha aplicado un alza de impuestos, una reforma laboral y del sector bancario, y recortes presupuestarios históricos para cumplir con las duras metas fiscales de la Unión Europea.
La UE obliga al país a reducir el déficit público al 5, 3 por ciento del Producto Interno Bruto este año desde el 8, 5 por ciento del 2011.
En su intervención ante miembros de su partido, Rajoy rechazó también acusaciones de ‘improvisación’, destacó nuevamente la ‘herencia socialista’ tras la fuerte desviación del balance fiscal del 2011 respecto a lo previsto y reafirmó su política reformista y su compromiso de consolidación.
‘Estamos en la senda reformista, el Gobierno tiene las ideas muy claras, sabe perfectamente lo que hay que hacer y actúa con arreglo a un plan. Tenemos un rumbo fijo y cuatro años por delante’, señaló.
Al mismo tiempo, restó importancia a los movimientos de los mercados que han llevado al diferencial de rendimiento de la deuda española respecto a los bonos de referencia alemanes Bund a superar los 430 puntos básicos en las últimas horas.
‘No hay que hacer caso al ruido, no hay que distraerse con cosas menores ni prestarle atención a lo que, por su poca importancia, dura 24 horas (…) lo importante es aquello que sirve para generar crecimiento y empleo’, dijo.
El presidente del Ejecutivo reiteró que en las próximas semanas se aprobarán nuevas medidas para mejorar los ingresos y la competitividad, entre ellas la lucha contra el fraude fiscal y laboral, reformas en educación y salud, y una aceleración de la reforma bancaria.