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Realismo la última vanguardia

25/08/2018 11:20 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El realismo del siglo XXI se encuentra estancado ante su falta de creatividad, de modernidad y de vanguardismo. Los jóvenes talentos no han tenido en cuenta que en los tiempos que corren, la innovación y la creatividad propia son fundamentales

 

 

 

Obra de Tere Unsuain: Pedazo de burros

 

Realismo la última vanguardia

El realismo es una forma de expresión en la que se retienen las impresiones básicas de la realidad, además de relatar e interpretar la realidad que se esconde debajo de la apariencia de las cosas. Al arte realista se le considera aquél estilo de arte que intenta representar y exponer temas que estén conformes con las reglas empíricas y seculares, es decir, este estilo de arte representa obras en las cuales sus contenidos pueden explicarse por causas naturales y que no haya ningún tipo de participación divina o sobrenatural. Es por esta razón por la cual al arte realista se le considera una realidad muy objetiva tanto del artista como de la persona que observe dicha obra y por lo tanto carece de cualquier conclusión idealista o cualquier forma de embellecimiento.

El realismo puede hallarse en diversas etapas del arte, incluso en formas tan antiguas como las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira, en donde bisontes prehistóricos eran pintados en su máxima complejidad de detalle, aprovechando incluso la forma de las rocas para brindar al espectador una sensación tridimensional de realidad.

Esto está presente también en numerosas formas de escultura griega y romanas antiguas, así como en cierta pintura medieval que, heredera de esta tradición, procuró representar el sufrimiento de sus santos y mártires de la manera más realista posible.

El renacimiento, en su afán de centrar su mirada sobre el hombre, impondría también el realismo como una forma imperante en la escultura y la pintura, a pesar de que sus motivos serían heroicos y mitológicos.

El realismo como movimiento artístico surge después de la revolución francesa de 1848. El desencanto por los fracasos revolucionarios hace que el arte abandone los temas políticos y se concentre en temas sociales. La industrialización determinó la desaparición del artesanado y la formación de una numerosa población obrera acumulada en los centros urbanos. Con ello, las condiciones de vida económica y social sufren una alteración profundísima, que se refleja en las ideologías. Los artistas toman conciencia de los terribles problemas sociales como el trabajo de niños y mujeres, los horarios excesivos, las viviendas insalubres y consideran que deben denunciar estas lacras.

Mientras Augusto Compte elaboraba la filosofía del Positivismo, quien estima que la única fuente de conocimiento es la observación y la experiencia, tenían lugar una serie de descubrimientos científicos que fomentaron la formulación de una doctrina optimista, la del progreso social. En vez de soñar con la mejoría de la vida, hay que especular partiendo de la realidad. El hombre es representado en sus tareas normales y el tema de la fatiga se convierte en motivo de inspiración.

Quienes mejor manifiestan este cambio son los paisajistas de la Escuela de Barbizón, que a través del paisaje transmitieron la conquista de la realidad. La escuela fue creada por Rousseau y la integraron un grupo de artistas que se propusieron construir un tipo de pintura diferente. Realizaron un estudio objetivo y directo de la naturaleza plasmando los sentimientos que ésta les despertaba. A ellos les debemos el inicio de la práctica de pintar al aire libre, pues tomaban sus apuntes directamente de la naturaleza y luego ejecutaban sus obras definitivas en el estudio.

Posteriormente quiero destacar las maravillosas obras de los pintores realistas rusos del siglo XIX.

A lo largo de su historia, entre las filas de los artistas llamados“itinerantes” figuraron casi todos los pintores rusos destacados de la segunda mitad del siglo XIX: Iván Kramskói, Iliá Repin, Vasili Súrikov, Vasili Perov, Nikolái Gue, Nikolái Yaroshenko, Vasili Polénov, Alexéi Savrásov, Iván Shishkin y Víktor Vasnetsov, entre otros.

En aquella época, los años sesenta y setenta del siglo XIX, la carga ideológica del arte se valoraba más que la estética. Tal vez el pintor más crítico de la sociedad fue Vasili Perov, con su Té en Mytischi. Algunos lienzos de Perov son de contenido verdaderamente trágico como La troika y Viejos padres en la tumba de su hijo.

El arte que cultivaban los rebeldes era un realismo a punto de transformarse en naturalismo en el que los pintores se dedicaban a presentar la imagen trágica de la realidad. Una sola historia independiente o una imagen representada en un cuadro abarcaba la vida entera de los grupos y clases sociales de la época.

El éxito de la Sociedad de Exposiciones de Arte Itinerantes fue sorprendente. Llegaron a organizar 48 muestras en San Petersburgo y en Moscú con una gran afluencia de público. Las exposiciones recorrieron asimismo la mayoría de las ciudades más importantes del Imperio ruso. Lo que más impactaba a los visitantes era el relato pictográfico de la vida cotidiana y de la historia del pueblo, las imágenes del país y de su naturaleza. Sus obras eran realistas y los temas predilectos eran las historias costumbristas, el retrato y el paisaje.

Llegados al siglo XX y en contra de lo que se ha venido creyendo hasta ahora, el realismo ha permanecido siempre presente, de una u otra manera, por ejemplo, en la pintura norteamericana y europea a lo largo del siglo XX, desde Eakins, Bellows y Homer, pasando por Vuillard, Bonnard, Schiele, Morandi, Hopper y Giacometti hasta Balthus, Lucian Freud y David Hockney. Proporciona aquellos contextos históricos, artísticos y críticos en los que la pintura dio un giro realista argumentando que la tradición occidental del realismo pictórico de hecho se renovó y modificó a partir de las múltiples influencias de la modernidad, las crisis políticas y las nuevas tecnologías visuales.

"El realismo del siglo XX es un arte no sólo afín a la vanguardia, sino muchas veces expresión de la misma vanguardia". "El realismo es esencialmente moderno porque vive de la luz y del tiempo". Sobre estas dos ideas rondó la intervención del crítico y catedrático de Historia del Arte, Francisco Calvo Serraller, que inauguró el curso El realismo en el arte contemporáneo en la Universidad de Verano de El Escorial en 1.993.

Calvo Serraller, en una exposición pormenorizada y muy didáctica, señaló cómo el realismo no es una cualidad esencial del arte, sino una muy específica del arte occidental, fiel heredero de la concepción clásica greco-latina, que concebía el arte como una imitación de la realidad. Es en esta época donde se implanta, según Calvo Serraller, la "idea de la jerarquización de la imitación". "Ya no es igual pintar cualquier tema y se establece una diferencia clara entre una pintura noble que selecciona respecto a la realidad y la innoble", señaló el crítico y catedrático, quien explicó que, con la llegada del arte como tal en el siglo XV, esta pintura imitativa de la realidad adquiere una transcendentalidad hasta entonces inexistente, debido a la aportación de dos criterios: "El artista no debe sólo imitar la realidad, sino que debe seleccionar las partes bellas, y, además, la obra debe tener un trasfondo moral importante.

Según el crítico de arte, esta crisis de la mera imitación de la realidad sólo se hace visible a partir de las vanguardias históricas del siglo XX. Sin embargo, Calvo Serraller explicó que ni las vanguardias del siglo XIX, -una de las cuales adoptó precisamente el título de realista- ni tampoco las del XX, en las que han seguido proliferando toda suerte de movimientos realistas, se han demostrado incompatibles con el realismo.

"La idea de enfrentar vanguardia y realismo es absurda; el arte realista del siglo XX no sólo es un arte afín a la vanguardia, sino muchas veces expresión de esa misma vanguardia; y el realismo es esencialmente moderno porque vive de la luz y el tiempo", fueron los tres mensajes que sirvieron de colofón a la intervención de Calvo Serraller.

La antológica en el Centro de Arte Reina Sofía del pintor realista español contemporáneo por excelencia, Antonio López, y las largas colas para visitarla -entre el 4 de mayo y el 7 de julio la vieron 267.932 personas- fue uno de los temas que surgió durante el coloquio posterior a la citada conferencia.

Calvo Serraller, para quien el valor de Antonio López tiene que ver con la calidad de la interpretación de la realidad y no con el parecido con esa realidad, -"todo realismo no está confrontado en la mayor o menor realidad de sus cuadros, sino en la mayor dignidad de la interpretación de esa realidad"-, recordó como en los años cincuenta, los cuadros de una exposición de este pintor manchego en la Dirección General de Bellas Artes, fueron adquiridos en su totalidad por un ciudadano norteamericano por el precio de 32.000 pesetas, ante la pasividad del público español.

"El éxito de Antonio López viene encarrilado por el extranjero", dijo Calvo Serraller, quien recordó que ha sido la galería norteamericana Marlborough la que impulsó internacionalmente la obra del pintor manchego.

"La aceptación de la pintura de Antonio López por parte de la sociedad española es muy reciente. Sólo con la explosión artística de los años 80, en los que la sociedad española se abre al arte contemporáneo, se acepta y se valora no sólo la obra de Antonio López, sino también la de Antòni Tápies, Luis Gordillo y otros".

¿Pero que está sucediendo en el siglo XXI?

En el presente siglo y según pasan los años, pienso que el realismo se está estancando y acartonando.

No vemos que ni los grandes maestros, ni figuras emergentes o aquellos que todavía no han alcanzado el grado de TOP, hayan evolucionado en sus obras.

En el presente siglo y según pasan los años, pienso que el realismo se está estancando y acartonando

Un cierto conformismo y conservadurismo se ha apoderado en el realismo de este siglo.

Los pintores con cierto renombre no han renunciado a sus temáticas ni a su forma de pintar.

Una gran mayoría de ellos han quedado anclados en aquellos tiempos de bonanza donde el dinero fluía fácil y todas sus obras se convertían en ventas.

Y sin darse cuenta han ido avanzando en este siglo, donde los cambios son continuos y muy rápidos.

El mundo de hoy es volátil, sin certezas, complejo y ambigüo.

Cambian los consumidores y los modelos de negocios. Si se juega el mismo juego que en 2010, no se logrará el éxito en 2020. Hoy se necesitan personas que piensen diferente, con más imaginación, agilidad y capacidad de transformación.

Hablo de un mundo volátil porque experimenta cambios constantemente y a velocidad vertiginosa. Casi veinte años separaron a la televisión en blanco y negro de la transmisión en color. En un período similar pasamos de la videograbadora, la reproductora de CD´s, blue ray y hoy en día, disfrutamos de Netflix en el móvil.

Liderar implica frustrar expectativas, dado que innovar y mejorar requiere esfuerzo.

Pero en este realismo acomodaticio que se ha venido dando y se da, los jóvenes han seguido a esos líderes, que no les han ayudado a comprender que el realismo necesita de una constante revitalización, modernización y vanguardismo.

Tendrían que haber impulsado el realismo contemporáneo y no haberse quedado anclados en un pasado glorioso que poco a poco les va a devorar.

Si miramos lo que se entiende por vanguardismo:

VANGUARDISMO

El Vanguardismo se caracteriza por tener una actitud provocadora. Se publican manifiestos en los que se ataca todo lo producido anteriormente, que se deshecha por desfasado, al mismo tiempo que se reivindica lo original, lo lúdico, desafiando los modelos y valores existentes hasta el momento.

En esta corriente surgen diferentes ismos como el futurismo, dadaísmo, cubismo, constructivismo, surrealismo, ... que son diversas corrientes vanguardistas con diferentes fundamentos estéticos, aunque con denominadores comunes:

- La lucha contra las tradiciones, procurando el ejercicio de la libertad individual y la innovación.

- Audacia y libertad de la forma.

- El carácter experimental y la rapidez con que se suceden las propuestas unas tras otras.

El realismo se debería haber dotado de ese vanguardismo sin perder sus características.

En el realismo no se tendrían que seguir dando pinturas de Reyes, de la nobleza o de la burguesía adinerada. Porque eso era más propio de siglos pasados.

Los artistas españoles deberían demostrar con sus creaciones que tienen conocimientos, capacidad, fuerza e ilusión, que pueden levantar conciencias, denunciar injusticias sociales, sublimar el mundo que les rodea o clamar por la belleza que nos envuelve.

La creatividad a la que aludo, es sinónimo del "pensamiento original", la "imaginación constructiva", el "pensamiento divergente" o el "pensamiento creativo".

La creatividad es una actitud compleja constituida por una serie de propiedades como la sensibilidad, originalidad, fantasía, espontaneidad, capacidad de reflexión, sentido crítico, etc.,  

Sólo quién tiene el hábito de interrogar a la naturaleza y a la sociedad, aprende de la naturaleza y la sociedad, el que no cuestiona nada, no ve nada y por lo tanto, el que no sabe nada, no es capaz de visualizar nada que valga la pena. 

Hoy la creatividad representa un tópico de fundamental interés para todo el mundo. Afortunadamente ha quedado desmitificada y se ha democratizado.

La creatividad no se debe a una inspiración divina. Hoy se va imponiendo un significado de creatividad más accesible para todos y sobre todo, una virtud susceptible de ser desarrollada.

Debemos valorar no sólo las grandes creaciones trascendentes y excepcionales, sino también las actividades cotidianas que son tan necesarias para la vida laboral, social e individual, porque vivir es ya de por sí un arte, el arte más complejo y más apasionante y el único necesario para todos los seres humanos, ya que la originalidad de un hombre brilla no en las cosas que hace, sinoen el modo en que las hace.

Por eso el Realismo debería dotarse de creatividad, de originalidad.

Los artistas jóvenes deberían huir del conservadurismo, dejar de seguir a los artistas veteranos que no han sabido innovar.

El realismo sin que la mayoría se haya dado cuenta se ha acompañado de otros estilos como el abstracto.

Pues los artistas realistas deberían reinventar el realismo, inventar otros estilos que le acompañen y le complementen como se ha hecho con la abstracción.

El realismo debe ser vanguardista y no conservador. Afortunadamente hay ejemplos, como puede ser el de Tere Unsuain. Esta última ha creado sus propios pigmentos para pintar en superficies como es el aluminio. Ha retratado a la política en forma de asnos. Su obra pedazo de burros es la que preside este artículo. Donde en el cuerpo del burro se incluyen fotografías de los políticos que van conformando el cuerpo del equino.

Hay muy buenos artistas jóvenes cuyas obras están dotadas de gran técnica, pero que por desgracia son conservadores. Siguen estilos de los artistas reconocidos, como si con eso a ellos les fuese a llegar la gloria.

¿Cuántas obras hay de La Gran Vía de Madrid? Y en casi todas el estilo y las formas son prácticamente iguales. Sin embargo ¿cuantas obras hay de la cola de un comedor social?.

En manos de esos artistas jóvenes está el reinventar el realismo, dotarle de un modernismo y un vanguardismo acorde a los tiempos que corren.

El realismo debería ser LA ULTIMA VANGUARDIA. Y de los jóvenes depende.


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Autor:
José María Madrid (8 noticias)
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