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Hay dos cosas que cuando se unen crean una tensión tan fuerte que la mente siente como si estuviera metida en una olla de presión. Percibir que no tienes el CONTROL y tener que ELEGIR. ¿Qué hacer? En este artículo te lo muestro
Hay dos cosas que crean una tensión mental tan fuerte que la mente siente como si estuviera metida en una olla de presión.
¿Cuáles son?
Percibir que no tienes el CONTROL y tener que ELEGIR.
¿Has sufrido de la ansiedad que se genera cuando tienes ante sí a una de ellas?
¡Imagínate cuando las dos se unen!
En este artículo te ofrezco tres consejos que los puedes convertir en ejercicios mentales para que ganes en bienestar al sentir que tienes el control cuando en tu mente tengas instalado a este binomio.
Vivimos en una época en que las opciones para elegir cualquier cosa aumentan exponencialmente.
Y no solo me refiero a cosas tangibles, sino también al ámbito espiritual.
Podrás pensar que tener muchas opciones a la hora de elegir es bueno porque te hace más libre; pero la realidad es que cuando esto ocurre puedes caer fácilmente en una espiral donde siempre te sientas insatisfecho.
Si no me crees, detente a considerar lo siguiente:
Cuando tienes muchas opciones para elegir se produce lo que se llama “Parálisis de la elección” porque no sabes qué hacer y eso genera ansiedad.
Además, como tienes tantas expectativas te invade el temor de que al elegir una de ellas estés desaprovechando las oportunidades que te brindan las otras.
Súmale a esto que al imaginarte que, en parte, puedes haber perdido al elegir aparece el remordimiento y eso le resta satisfacción a tu elección, aunque esta haya sido buena.
¿Hay más?
¡Claro, la espiral no termina ahí!
Cuando tienes pocas opciones para elegir puedes culpar a otros, pero cuando son muchas y no quedas satisfecho entonces te tienes que culpar a ti mismo porque no puedes depositar la responsabilidad en nadie más.
¿Te das cuenta que no es un círculo, sino una espiral de insatisfacciones porque nunca se cierra y va en aumento?
Cuando esto ocurre las personas quisieran: o no tener que elegir, o poder tomar lo positivo de todas las variantes y dejar todos sus aspectos negativos.
Obviamente, ninguna de las dos variantes es posible.
¿El tener que elegir es malo?
¡No, al contrario, toda la Vida es una elección!
Si nos remontamos al relato de la creación, hasta el mismo Dios le dio a elegir a Adán y Eva entre dos árboles del jardín del Edén.
De hecho, cada día que te levantas es una elección que tienes que hacer de quién quieres ser durante ese día.
No menos cierto es el hecho que el tener muchas opciones produce más incertidumbre que seguridad y eso a la mente le aterra porque la mente siempre busca desesperadamente la certeza.
He conocido personas que escogen el camino de la llamada “espiritualidad”, pero a la hora de optar por una decisión se vuelven picaflores que van de aquí para allá acumulando teorías y filosofías sin tomar en serio a ninguna y sin practicarla a conciencia.
Disfrutan el acumular, pero siguen tan confusas como cuando empezaron solo añadiendo más ansiedad y frustraciones a su vida.
Quizás, llegado a este punto de la reflexión, te preguntes:
“No pienses más en ti mismo y serás liberado de los pensamientos”
¿Qué hacer?
Aquí tienes tres consejos (que a mí particularmente y a todos a los que se los he recomendado les han resultado muy beneficiosos), que puedes ejercitar y volverlos parte de tu arsenal de herramientas mentales.
1-Hay un proverbio de la meditación zen que ilustra brillantemente este primer consejo:
“Si te vas a sentar, siéntate; si te vas a parar, párate, pero no vaciles”.
Sí, no vaciles ni cuando estés tomando la decisión ni después de haberla tomado.
¿Qué significa no vacilar?
2-Cuando estás enfrente de una deliberación es normal que a tu mente acuda un tropel de pensamientos, tanto negativos como positivos.
Se te forma una tormenta mental que te roba las fuerzas y solo hace que dilates la decisión en el tiempo. De esta manera desaprovechas las oportunidades que te está brindando la vida constantemente.
Este segundo consejo viene de la sabiduría de ese grande de la meditación: Maharaj Nisargadatta.
Él dijo: “No pienses más en ti mismo y serás liberado de los pensamientos”.
Como piensas en ti mismo como el hacedor de las cosas y te sientes responsable, crees que el actuar de una u otra manera depende enteramente de ti.
Eso es falso porque tu actuar no depende solo de ti. En realidad, tú no eres el que actúa, es la Vida con el complejo de interacciones la que actúa a través de ti.
3-No te arrepientas de la elección tomada.
No porque no tengas motivos para arrepentirte, sino porque vas formando una pauta mental de tomarte como alguien incapaz de decidir.
Tu mente se habituará tanto al arrepentimiento que hasta frente a la misma muerte estarás más preocupado por el arrepentimiento que a estar consciente de todo el maravilloso y natural proceso de morir. Te perderás tu propia muerte.
Además; del arrepentimiento al remordimiento va solo un paso y cuando eso ocurre comienzas a sentirte culpable e insatisfecho por lo vivido y lo vivido, vivido está.
En esto no hay vuelta de página. Es como decía mi sabia abuelita: “Nunca llores por la leche derramada”.
Recuerda esto:
Nadie quiere fallar, por eso cuando tomas una decisión lo haces sobre esta base y teniendo en cuenta las creencias que tienes en ese momento, las herramientas mentales y físicas de que dispones y las características del momento.
De ahí que la decisión por la que optas siempre es la mejor, entonces: ¿por qué arrepentirte?
Para terminar esta simple acotación:
¿Cuál es la elección más importante que tienes que hacer?
La elección de cómo vivir.
Es la más importante, pero a la vez la más difícil.
¿Por qué?
Porque si fuera fácil la mayoría de las personas escogería ser feliz, pero eso dista mucho de ser lo que ocurre.
Tú: ¿qué eliges?
Te digo algo:
No importa si eliges ser feliz o infeliz; lo importante es que lo hagas:
Para finalizar te pido que, sin vacilar, elijas dejar tus comentarios y compartir esta información.
“Si te vas a sentar, siéntate; si te vas a parar, párate, pero no vaciles”
Por anticipado: MUCHAS GRACIAS por tu elección.