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Mejora tu recuperación física con el uso de la electroestimulación muscular
La restauración activa hace referencia a una sesión de electroestimulación muy concreta de unos veinticuatro minutos. Esta sesión comienza con una estimulación con una frecuencia baja del electroestimulador que reduce progresivamente y de manera automática cada 2 minutos, para terminar en la frecuencia más baja posible. De esta forma se impone una actividad muy concreta a las fibras musculares, que les deja recobrarse más con eficacia y reducir sensiblemente la sobrecarga muscular.
Los beneficios que se consiguen con esta técnica:
I) Ventaja principal:
De forma contraria a la práctica de la vuelta a la calma o bien del día siguiente de una competición o después de haber entrenado intensamente, esta técnica no contribuye a padecer un plus de fatiga general ni cardiovascular. No requiere esmero físico, ni impone una sobrecarga de molestias osteo-tendinosas.
II) Reducción del índice de lactato:
La acumulación de lactato causa una fatiga muscular. Los procedimientos que aceleran su supresión dejan una mejor restauración muscular. La restauración activa genera una actividad de intensidad decreciente. Durante los primeros minutos de estimulación, se impone un porcentaje parcialmente elevado de actividad a las fibras musculares, que irá disminuyendo de forma progresiva conforme mengua la frecuencia. La técnica respeta, en lo concerniente a la reducción del índice de lactato, el protocolo ideal de la restauración activa aeróbica, sin de ahí que presentar los inconvenientes (incremento de fatiga psíquica, general, cardiovascular y osteo-tendinosa).
III) Incremento del flujo sanguíneo intramuscular:
El incremento del flujo sanguíneo en un tejido por norma general y en el músculo particularmente, deja una restauración más veloz de la función y del equilibrio de las células, como del líquido intersticial. De hecho, cuando el flujo sanguíneo se aumenta, la supresión de las toxinas se acelera. De esta forma, las reservas de glucógeno y el equilibrio iónico se consiguen restaurar más rápido. Esta restauración va a ser más simple, cuanto más velozmente se asegure un aporte de agua, sales minerales y también hidratos de carbono, por medio de la nutrición.
Se ha probado de manera perfecta que una electroestimulación de calidad aumenta muy sensiblemente el flujo sanguíneo arterial en las masas musculares sometidas a estimulación. Este incremento del flujo arterial es notable, puesto que el flujo de reposo se multiplica por 5; y esto, sin apresurar la frecuencia cardiaca y sin acrecentar la presión arterial, es decir, sin incremento de la fatiga general. Por otro lado, el flujo venoso de retorno asimismo se aumenta en exactamente la misma proporción que el arterial. De esta forma se genera un auténtico drenaje venoso, particularmente eficiente contra la sensación de piernas pesadas. Asimismo se calcula que el efecto mecánico de las sacudidas musculares consecutivas, presionando las estructuras vasculares (efecto de bombeo) mejora el drenaje linfático.
IV) Efecto antálgico (calmante) endorfínico:
En el sistema nervioso, generamos péptidos naturales en cantidades variables, que son capaces de fijarse sobre exactamente los mismos receptores que la morfina. Estos péptidos inducen, puesto que, una minoración del dolor (efecto antálgico), como una relajación general de la musculatura y una minoración de la ansiedad. Estas substancias naturales se llaman endorfinas y encefalinas. Desde hace múltiples años, se sabe que se puede acrecentar la producción de estas substancias merced a diferentes estímulos y particularmente, con impulsos eléctricos. Así, tras el efecto de supresión de lactato y el efecto de incremento del flujo, el decrecimiento progresivo de la frecuencia llevará a la sesión de restauración activa a generar un efecto llamado endorfínico, generando una minoración notable del dolor.
V) Efecto relajación y descontracturante:
El incremento de la producción endorfínica acarrea, aparte de un efecto antálgico, una relajación muscular extendida. Aparte de esta relajación general, la estimulación con frecuencias más bajas genera un efecto descontracturante local en las masas musculares sometidas a la estimulación. De hecho, el uso médico de la electroestimulación, se lleva utilizando desde hace años para alterar la tonicidad muscular. Este efecto descontracturante se sostiene a lo largo de múltiples horas tras la estimulación y deja un mejor control de los movimientos realizados con los músculos en cuestión.
Así, tras el efecto de supresión del ácido láctico y el efecto de incremento del flujo, el decrecimiento progresivo de la frecuencia llevará a la sesión de restauración activa a generar un efecto llamado endorfínico, generando una minoración de la sensación del dolor.
Seguidamente, se consigue un efecto descontracturante local, a lo largo de los últimos minutos de la sesión, merced a las frecuencias más bajas.
Se aconseja emplear el programa entre los quince minutos y las tres horas siguientes a la realización de la actividad.