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Nuestros hijos están vendiendo su libertad inconscientemente
Las nuevas tecnologías nos han pillado desprevenidos. Nunca lo imaginamos, nuestros hijos están vendiendo su libertad a través de los móviles con el uso de las redes sociales y multitud de otros servicios que archivan, compran y venden todo tipo de información. Sus datos ya están en servidores de todo el mundo que los acechan continuamente.
Casi nadie lee las condiciones de uso y privacidad que juegan a sacarle partido a nuestros datos e intimidad, son escritos largos y engorrosos de leer, con frases ambiguas redactadas con tal habilidad que la mayoría de los mortales se quedan en babia, se aburren de leer y las aceptan sin más; sin pararse a valorar en qué están convirtiendo sus vidas, ansiosos de emitir y de oír el sonido de notificación que les hace sentirse acompañados o importantes para alguien.
Muchas conversaciones ya desaparecen en las reuniones que podemos ver en cafeterías u otros lugares entre nuestros jóvenes, sustituidas por una continua atención al móvil, tecleando con frenesí diálogos que van construyendo su perfil en los archivos de alguna multinacional, pagando así el precio del gratuito servicio.
Hemos de ser conscientes de que la recopilación de datos puede ser un medio para el control de la humanidad por multinacionales y gobiernos —los servicios secretos— que van a usarlos (los están usando) para configurar el futuro del mundo.
Los héroes, la gente original y brillante, la filosofía y la espontaneidad humana están siendo, poco a poco, anuladas
Los héroes, la gente original y brillante, la filosofía y la espontaneidad humana están siendo, poco a poco, anuladas. Estamos vendiendo, entregando nuestro futuro a cambio de un ego virtual y de comodidad, por inconsciencia y desconocimiento del poder de los medios de comunicación y las redes sociales. Gobiernos ya tienen acceso a datos almacenados por Google, Facebook, WhatsApp, Microsoft, y quizá algunas otras empresas más, probablemente a cambio de ventajas fiscales y tecnológicas.
Muchas veces lo comento, nuestra juventud de hoy es la más manipulada de toda la historia de la humanidad. Y si no hacemos nada, los seres humanos del futuro serán manejados como cuasi esclavos al servicio de idearios, costumbrismos sociales —ya sucede— y consumos comerciales.
Solo queda la opción de hablar mucho de todo esto, abiertamente, para concienciar a esos jóvenes que el día de mañana ocuparán los puestos directivos de las grandes empresas y los cargos políticos en los gobiernos de las naciones, esperando que cuando alcancen los resortes del poder actúen con honestidad y permitan a la humanidad vivir y desarrollarse en libertad sin usar los datos personales y la privacidad como sistema ni como moneda.