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La presidenta argentina, Cristina Fernández, fue reelecta con un abrumador apoyo basado en el éxito económico de sus políticas estatistas, aunque el negativo contexto global y las urgencias domésticas podrían dificultarle el escenario para su segundo mandato.
Fernández ratificó el domingo en las urnas que es la figura excluyente de la política argentina, con un respaldo superior incluso al que tuvo su esposo y antecesor en el cargo, el fallecido ex presidente Néstor Kirchner, informó Reuters.
La mandataria obtuvo un 54 por ciento de los votos para ganar el derecho de gobernar hasta el 2015, aventajando por casi 40 puntos al segundo, el socialista Hermes Binner, un resultado que le permitirá recuperar el control del Congreso y dominar el peronismo, la fuerza hegemónica de la política local.
De espaldas a la ortodoxia económica recomendada por Wall Street, la gestión de Fernández estimuló el consumo, abundó en estatizaciones, una fuerte protección a la industria y un sistema de crecientes subsidios.
Esa política se vio favorecida por los altos precios de los granos que Argentina produce y exporta y permitirá al país expandirse a un ritmo cercano al 8 por ciento en el 2011.
En el discurso con el que celebró su reelección, Fernández dio pocas pistas sobre sus futuros planes. Pese a ello, hizo un elíptico llamado a contener demandas salariales, en momentos que una elevada inflación levanta presiones de sindicatos.
‘Un mundo turbulento, difícil, complejo que exige que todos depongamos parte de nuestras aspiraciones para poder lograr que el conjunto pueda realizarse y no sólo los sectores’, apeló Fernández, que iniciará su segundo mandato el 10 de diciembre.
Analistas creen que en su segundo mandato podría enfrentar un escenario más difícil como consecuencia de la crisis financiera global, una posible reversión del ciclo económico que favoreció a Argentina en los últimos años e interrogantes sobre la sostenibilidad de las políticas del Gobierno.
‘La etapa económica que se abre se presenta más complicada que los buenos años del viento en las velas y el consumo desplegado’, dijo el analista político Jorge Raventos, un sociólogo crítico del Gobierno.
Otros auguran más conflictos, como los que Fernández mantuvo en su primer mandato con el sector rural y con medios de comunicación críticos, si la mandataria no modera su por momentos áspera forma de gobernar.
Son factibles ‘las posibilidades que haya medidas que afecten derechos relevantes de la sociedad y que esas medidas no generen conflictos (…) Hasta aquí no ha habido mayor resistencia a medidas de ese tipo’, dijo Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas.
Novaro hizo referencia a decisiones como la estatización de los fondos privados de pensión en el 2008 o un intento por desguazar el crítico conglomerado de medios Clarín.
BAILE SIN PISTAS
Fernández celebró la victoria bailando en un escenario de la histórica Plaza de Mayo ante una multitud que gritó su nombre y el de su fallecido esposo.
En las próximas semanas debe anunciar quiénes integrarán su futuro gabinete, en el que tiene que reemplazar al ministro de Economía, Amado Boudou, electo vicepresidente.
Los analistas creen que la rápida designación de un equipo económico experimentado llevaría tranquilidad a los mercados financieros, que previo al comicio asistieron a una impetuosa demanda de dólares para fugarlos del país, avivando la presión sobre las reservas del Banco Central y el peso.
Hacia dentro del Gobierno, partidarios de políticas amigables con la inversión extranjera libran una solapada batalla con sectores más proteccionistas por el futuro control de la economía, según analistas.
‘La designación del gabinete va a generar mucha especulación, uno va a poder extrapolar ciertas decisiones según quienes sean designados’, dijo el analista Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía.
La victoria permitirá que el peronismo que lidera Fernández recupere el control del Congreso ya que, sumando a sus aliados, podría lograr hasta 131 bancas en la Cámara de Diputados, dos más que las necesarias para conseguir quórum propio. En el Senado el oficialismo también lograría la mayoría.
‘Empieza un tiempo político con un protagonismo exclusivo y excluyente de la presidenta’, dijo el analista político Fabián Perechodnik. ‘El resultado no deja un líder opositor con claridad’, agregó.
El amplio apoyo a Fernández convirtió a la mandataria en la más votada en la historia de la democracia argentina desde 1973, cuando Juan Perón, fundador de su partido, obtuvo más del 60 por ciento para llegar a su tercer período de Gobierno.
En las elecciones de medio término del 2009, con la economía golpeada por la crisis global, Fernández perdió la mayoría del Congreso, pero luego su popularidad remontó gracias al crecimiento de la actividad y a la súbita ola de compasión popular tras la muerte de Kirchner en octubre del 2010.
La victoria también dará al peronismo el Gobierno de la mayoría de las 24 unidades políticas en que se divide el país.
RETO URGENTE
La popularidad de Fernández, una abogada de 58 años con un estilo de Gobierno hermético y centralizador que sucedió en el 2007 a su esposo, se apoya en la expansión económica, generosos planes sociales y subsidios al transporte y la energía.
‘El desafío más urgente que enfrentará la próxima administración tiene que ver con desactivar la salida de capitales’, dijo en un informe la consultora Ecolatina.
‘Deberá diseñar una estrategia integral que reduzca la expectativa de devaluación e inflación. Fortalecer el resultado (presupuestario) primario, moderar la expansión de la cantidad de dinero y las subas salariales deberían ser los ingredientes fundamentales de este plan’, agregó el domingo.
Fernández también sería acechada por una temprana disputa por la sucesión dentro del dominante peronismo puesto que no puede ser reelegida nuevamente sin una reforma constitucional.
‘El partido dominante en Argentina tiende a reunificarse. Hay un proceso de reunificación del peronismo detrás del liderazgo de Cristina que creo que se va a profundizar. (Los dirigentes peronistas) Van a tratar de participar por la interna que se viene por la sucesión’, dijo Novaro.
En la provincia de Buenos Aires, clave por ser hogar de casi un 40 por ciento del padrón electoral, el gobernador Daniel Scioli, afín al Gobierno, fue reelecto por gran margen.
El variopinto movimiento fundado por Perón, que incluye liberales, nacionalistas y fuerzas de derecha e izquierda, ha gobernando a Argentina durante 20 de los últimos 22 años.