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La fiesta es ancestral, pero el final en Tordesillas ha sido siempre el mismo.Y la crueldad, también. Ahora hay dos bandos, el de los verdugos y el de los animalistas. Pero en esta última edición se ha visto involucrado Pedro Sánchez, cabeza del PSOE... Y todo va cambiar
Rompesuelas ya pertenece a la historia del Toro de la Vega. El morlaco, soltado en las fiestas de Tordesillas (Valladolid), apenas tardó 20 minutos en caer abatido ilegalmente, alanceado por los mozos que le han persiguieron campo a través. Un joven de 21 años, Francisco Alcalá, alias Cachobo, le ha dado el golpe de gracia. Pero el jurado ha declarado "nula" la muerte del animal por incumplimiento del propio reglamento del torneo, que ha quedado sin vencedor y se ha desarrollado inmerso en una enorme tensión. Los animalistas y los defensores de la "fiesta" se han enfrentado en la calle durante horas: con insultos, gritos, pancartas y golpes. Pero el toro no volverá a la vida. Ganaron los bárbaros.
Nada ni nadie pudo evitar un año más el Tradicional, Famoso y Único Torneo del Toro de la Vega (así es publicitado) y la consabida muerte de un astado -el de este año fue Rompesuelas, de 640 kilos de peso- que es perseguido y lanceado por centenares de mozos a pie y a caballo. Ni siquiera la denuncia de parte interpuesta por dos juristas vascos que, un día antes de este hecho, remitieron un escrito a la Fiscalía de Valladolid alertando sobre posibles vulneraciones de la legislación que protege a los animales de episodios de malos tratos con objeto de que la Fiscalía comprobara si la denuncia tenía fundamento o no.
Sin embargo, tal y como reconocía Iñigo Landa -uno de los firmantes de ese documento- “ya sabíamos que esto no se iba a suspender en Tordesilas, pero ahora ya no pueden decir que no ha habido denuncias individuales. En parte es un poco romanticismo, pero el objetivo es que ya hay denuncias de personas físicas (hasta ahora eran de colectivos) que lo único que dicen: estás haciendo una cosa que no puedes hacer…”.
Y es que, tal y como ilustraba Landa, el mismo Reglamento de Espectáculos Taurinos de Castilla y León que reconoce “este festejo mediante decreto de 1999” prohibe de forma expresa en su articulado el empleo de armas (se utilizan lanzas para dar muerte al animal) y la presencia de menores de edad en el lugar donde se realice. “Ellos mismos incumplen sus propios reglamentos. Pero es que además, por encima tienen una legislación estatal y una europea”, declaraba este jurista a los medios.
Sin ir más lejos, el artículo 337 del Código Penal español que establece penas de cárcel en casos de maltrato animal y que, en su desarrollo, incluye como un agravante la existencia de ensañamiento. “Y estamos hablando de ciento sesenta lanceros; otra cosa es que estés solo frente a frente como defienden los taurinos”, añadí este jurista, defensor (junto a su compañero firmante de la denuncia) de los derechos de los animales.
“Teníamos la seguridad de que eso iba ocurrir de esa forma y que presuntamente podría ser un hecho ilícito penal. Es como si yo sé que una persona va a matar a otra persona, porque me lo han dicho por WhatsApp, lo que tengo que hacer yo es avisar a la Policía. Y ahí se movilizan, pero no sé por qué con el toro no se hace lo mismo”, lamentaba Landa, horrorizado con lo sucedido : tensos enfrentamientos entre partidarios y detractores, y sin un triunfador ya que el joven que acabó con la vida del astado no cumplió siquiera el reglamento que regula este asesinato de clavar su lanza en un costado y sin esperar su turno.
“Ganar la contienda” Rompesuelas, de casi seis años, se quedó a quinientos metros del lugar marcado por la organización para “ganar la contienda” contra los laceros de a pie y a caballo que le hostigaron. Solo entonces hubiera salvado su vida, como hicieron otros dos toros a finales de la década de los años noventa. “Lo alucinante -subrayaba Landa- es que hasta en tiempos de Franco, entre los años 1966 y 1970, fue prohibido por el gobernador civil de Valladolid. Se podía hacer el festejo como un encierro pero sin dar muerte al animal”.
Ayer mismo, la organización protectora de animales “El Refugio” denunciaba ante el Juzgado de Instrucción número 4 de Valladolid estos hechos que consideran aconsejados de los juristas vascos maltrato animal. Pero, como sostenía el jurista vasco, “esto va para largo. El PSOE se ha puesto muy firme, Pedro Sánchez, secretario general del partido, dijo después que “este ha sido el último toro lanceado en Tordesillas, pero el PSOE gobernaba en Castilla León en esos días en que murió como siempre el Toro de la Vega... El jurista Landa dice que “si el año que viene se repite este hecho bárbaro, en la misma línea y querella criminal presentaremos una demanda contra Pedro Sánchez por mentir”.
Miles de personas protestaron también en Madrid contra el denigrante espectáculo anual del Toro de la Vega. Los animalistas presionan al PSOE para que frene el Toro de la Vega, porque a ‘Rompesuelas’ lo han matado ilegalmente. Lo hizo uno de a pie de fuera según lo asegura un caballista que presenció el sacrificio del morlaco, después de que el animal bajara desde el pueblo y se adentrara en el campo tras cruzar a la carrera el puente que atraviesa el Duero. Justo allí, a la orilla del río, una estatua y un cartel alertan al visitante. A pocos metros de una enorme pancarta colgada de la fachada de un edificio de tres plantas —donde se lee "Tengo derecho a mi fiesta"—. La figura del toro en bronce anuncia que este pueblo, de 9.000 habitantes, es la casa del Toro de la Vega. Un festejo medieval, que se celebra entre las denuncias de "maltrato animal" y que enfrenta cada año a los lugareños con decenas de animalistas que se desplazan hasta la localidad para tratar de frenar "esta barbarie".
El pasado martes, en su enésima edición, lo han logrado ilegalmente porque el pobre Rompesuelas, un toro de pelaje negro y 640 kilos, cayó abatido por Alcalá, un joven de 21 años, vecino de Valderas (León), de fuera del pueblo, el fue el que le dio la última lanzada, la que acabó con su vida. Y el resto de mozos, a pie y a caballo, celebraron la gesta. A hombros y con la cola del toro colgada del extremo de la lanza, Cachobo recorrió entre vítores los cientos de metros que separan el campo del Ayuntamiento. Hasta que llegaron los animalistas que estaban concentrados en la rotonda de acceso a Tordesillas, parte también del recorrido del encierro.
Todo el mundo quería tener su espacio y los agentes de la Guardia Civil tenían bien controlado al grupo de detractores del torneo que se encontraban junto en la rotonda de acceso del pueblo, justo antes de la Vega.¿ Y por que sólo a los detractores? Todo estaba listo. A las once en punto de la mañana parecía que todo iba a comenzar, pero se retrasó durante cuatro minutos, hasta cuando un cohete anunció el inicio del festejo.
El toro salió lento y se entretuvo entre los quites de los mozos justo antes de enfilar a gran velocidad por el puente medieval. No hizo caso a nadie. Ni a las llamadas de los mozos ni a algunos animalistas que, despistados, se encontraban en el puente casi sin darse cuenta que la presencia del animal.
Un grupo de detractores del festejo se encontraba justo en el comienzo del la zona del pinar y momentos antes del festejo, los agentes de la Benemérita les habían avisado de que el torneo iba a comenzar. Pero ellos decidieron permanecer donde estaban. Con el revuelo de personas corriendo junto del toro, este grupo de animalistas no pudo observar la cercanía del animal hasta que prácticamente estaba encima. Afortunadamente, el astado se decanto por no acudir al encuentro de los animalistas (algunos de ellos corriendo en desbandada), pero pudo haber ocurrido una desgracia.
Tres lanzadas. El encierro se prolongó durante 20 minutos y el morlaco pareció escapar en todo momento. Corrió durante buena parte del torneo. Pasó unos minutos en la zona del polígono industrial y parecía que no quería abandonar el cemento a pesar de pisar peor. Parecía buscar la muerte.
Tan solo en cinco minutos, Rompesuelas llegó a la zona de muerte. A las 11.09, el astado entró en la zona de la Vega y los verdugos buscaron sus posiciones para acabar con la vida del animal. El alcalde, José Antonio González Poncela, destacó que el toro recibió tres lanzadas que le ocasionaron la muerte, aunque ninguna de las tres cumplió el reglamento del festejo. Para empezar, el regidor apuntó que los lanceros ni habían respetado los turnos. En segundo lugar, uno de ellos había alanceado al morlaco mientras el animal daba la vuelta a un pino y eso está completamente prohibido en el reglamento. Y tercero, en el último lance antes de que el animal doblara a las 11.24 minutos, el autor de la muerte del animal se aprovechó de la existencia en el polígono industrial de barreras artificiales para asestar la lanzada de muerte sin riesgo personal alguno.
De esta forma, Francisco Alcalá, alias Cachobo, que asestó esa una última lanza se creyó ganador del torneo pero vio cómo su gloria se difuminaba a los pocos minutos.Aclamado por la mayor parte de los lanceros, este joven de 21 años y natural de la localidad leonesa de Valderas, hizo el recorrido por el puente medieval hasta la Plaza Mayor con el rabo del toro en su lanza, pero vio como el jurado declaraba nulo el torneo. El astado fue alanceado cerca de los límites de la Vega. Estuvo a unos 500 metros de conseguir librar la vida, pero no pudo ser.Y todo estaba preparado pra que no fuera.
En sus últimos momentos de vida, el morlaco pareció dejarse llevar, esperar su muerte ante una multitud ansiosa de sangre. La última lanzada fue certera mientras el toro estaba parado y, a los pocos segundos, doblaba en la arena de una forma prácticamente fulminante. Aplausos. Sin más
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En Tordesillas se reparten unas pegatinas que los vecinos llevan en las mangas, y que llaman a la "fuerza de la tradición". El lema de esos mensajes es: "Sin raíz... nada". De este modo el pueblo apela a una emoción que se habría trasladado desde siglos atrás hasta llegar impoluta a nuestro tiempo, y de las que ellos serían los depositarios legítimos. Ante la matanza del animal, alanceado por los costados hasta morir, en Tordesillas se ha buscado una razón intelectual en la historia, una defensa de espíritu ancestral que hunde sus argumentos en la mera existencia siglos atrás de esta práctica, que llegó a ser prohibida por el franquismo por cruel. En la web del Patronato del Toro de la Vega se publicó estos días un artículo en el que uno de los participantes del torneo, Luis Martín-Arias, aborda la relación entre la violencia y el sexo, su conexión con el dinero y el capitalismo, para terminar diciendo que se mataba a un toro para no matar personas. Torturar al animal es una "violencia localizada", "socialmente productiva" porque produce cosas que no da el capitalismo, como "buenos vecinos y hombres y mujeres dispuestos a procrear" y finalmente aplaza la muerte porque se le entrega un animal "totémico".
La realidad, como siempre, es mucho más prosaica. Había chavales alcoholizados insultando a Artur Mas, amenazas a los antitaurinos, que se concentraron en la rotonda que abre camino al campo, y bravatas dispares alrededor de una fiesta que tiene el respaldo público de todo el pueblo; los detractores no se atreven a abrir la boca, y otros vecinos de este pueblo de 9.000 habitantes simplemente desaparecen de Tordesillas la semana de fiestas.
De regreso al pueblo, por la carretera, Cachobo y sus amigos cantan, bailan y celebran una victoria, la muerte de Rompesuelas. Sigue lloviendo, pero da igual. A su paso salen los vecinos como si fuese la vuelta ciclista y lo felicitan, le tocan la cabeza, lo llevan a volandas. Cientos de personas arropan al ganador. De repente, sobre la una de la tarde, cuando la caravana ganadora con las lanzas llenas de sangre y la cola de Rompesuelas en lo alto del acero emboca la rotonda, otra caravana se cruza con ellos. Esta es silenciosa y se compone de chicas que llevan una lágrima de sangre pintada en la cara. Dos de ellas lloran. Son los primeros grupos de antitaurinos que abandonan el pueblo. Las dos caravanas se cruzan. Los de Tordesillas, eufóricos, muchos de ellos ebrios, las insultan ("¡asquerosas!"); otros las contemplan con curiosidad, y los más las señalan. Las chicas pasan de largo. Metros más adelante la Guardia Civil montada escucha improperios de un grupo de antis por su pasividad ante las agresiones que han sufrido a lo largo de la mañana antitaurinos y fotógrafos: pedradas, escupitajos, palazos y bofetadas soltadas con impunidad.
Nadie sabe como terminará todo esto después que se ha politizado
Fran Alcalá, Cachobo, llega eufórico ante el tribunal del torneo del Toro de la Vega. Anulan su victoria por las irregularidades en el reglamento. Algunos vecinos desconocen que exista un reglamento. Cachobo monta en cólera, protesta y finalmente se encoge de hombros derrotado. Las fuerzas vivas han hablado. Hay una autoridad que emana de ellas que se remonta cinco siglos atrás, o esa impresión tiene el pueblo de ellas. La muerte de Rompesuelas no tiene ganador
Atención de heridos. Cruz Roja atendió a 15 personas -once hombres y cuatro mujeres- de las cuales trasladó a dos al Centro de Salud de la localidad. Según informó la institución a través de un comunicado remitido a Europa Press, la mayoría de las atenciones fueron por heridas y contusiones.
El operativo de Cruz Roja estuvo formado por 53 personas voluntarias de la institución y 13 vehículos (ocho ambulancias, una de ellas todoterreno, y cinco de logística). También ha desplegado un puesto de atención sanitaria básica para evaluación, triaje y una primera atención sanitaria.
Los voluntarios de la organización tuvieron menos trabajo que el año pasado, según indicaron, cuando se registró una batalla campal entre taurinos y antitaurinos con lanzamiento de piedras
Allí, donde el enfrentamiento entre detractores y defensores del festejo se prolongaron desde las ocho de la mañana y volvieron a repetirse los gritos, los insultos y los golpes. "Asesinos", voceaban los animalistas. Y el bando contrario respondía "Piojosos. Fuera de aquí". Y la tensión volvió a elevarse, aunque el momento más crítico se vivió una hora antes, sobre las once, cuando los antitaurinos trataron de taponar el trazado en dos puntos. En la rotonda, decenas de manifestantes se agarraron los brazos, apiñados. Y en la entrada al trazado campestre, otro grupo hizo lo mismo. Pero los organizadores, pese a que la Guardia Civil informó de que los concentrados se hallaban en el recorrido, abrieron las puertas para que Rompesuelas se lanzara a la carrera. "Estábamos atados, bloqueando el camino, cuando lo han soltado", denunció un animalista, que ha visto como el morlaco ha pasado a solo un metro y medio de él.
Un detenido antitarino y un encadenado, pero el reglamente ha sido incumplido por todas partes
La Guardia Civil detuvo a un activista antitaurino, según informan los periódicos. Pero no arrestaron, en cambio, a un defensor del festejo que agredió a un periodista. Los golpes y empujones también se han repetido en muchos momentos, sin que apareciera ni un solo agente.
El jurado del festejo ha declarado posteriormente "nula" la muerte. Según ha informado el Ayuntamiento, se han incumplido tres puntos del reglamento: se ha lanceado al toro desde la espalda, lo ha hecho más de una persona y la acción se ha ejecutado, además, en una zona no permitida. El alcalde, José Antonio González (PSOE), ha defendido la decisión del tribunal en pos de la "pureza" del torneo.
"Nos dicen que no tenemos cultura. Nos llaman asesinos. Nos acosan todo el año. Nos sentimos insultados", exclama una vecina de Tordesillas, de 58 años, mientras sujeta una pancarta que reza "Tordesillas con las tradiciones taurinas". A unos metros le responde Ana, de 32 años, llegada de Barcelona: "No es normal que en el siglo XXI se sucedan estos actos de maltrato". Es el segundo año seguido que viene aquí a manifestarse.
Un año más, una parte de los habitantes del pueblo de Tordesillas han demostrado al mundo en qué país vivimos. Una vergüenza que se permita que se realicen este tipo de salvajadas en un país que se califica a sí mismo de civilizado.
Rompesuelas, el toro elegido este año, ha sido lanceado en varias ocasiones, por lanceros incluso escondidos tras los árboles y fuera de los límites de la vega, incumpliendo la propia normativa del festejo.
El Partido Animalista (PACMA), que ha podido grabar las imágenes que aparecen arriba, denunciará estas irregularidades, con el objetivo de que sirvan para poner fin al festejo por la vía legal.
Los cámaras enviados por el Partido Animalista han sido agredidos. Sin embargo, han conseguido imágenes de la terrible muerte de Rompesuelas. Son probablemente las imágenes más duras que hemos visto hasta la fecha del Toro de la Vega.
Igualmente, PACMA está valorando con su equipo de abogados la posibilidad de denunciar posibles irregularidades en el protocolo de seguridad, puesto que el toro comenzó su recorrido hacia la vega cuando centenares de personas protestaban sentadas en la calzada. Se ha puesto en riesgo la vida de estas personas, ya que además los medios de comunicación presentes y algunos de los manifestantes aseguran que no había presencia policial ni de la Guardia Civil, y que los vecinos no les permitieron resguardarse tras las talanqueras cuando pasaba Rompesuelas.
Tras diez años de intensa campaña en contra de este bárbaro festejo, PACMA ha conseguido posicionar a la inmensa mayoría de la sociedad del lado de los animales. El Partido Animalista ha dirigido este año sus reivindicaciones hacia el PSOE, que consiente este festejo, con el beneplácito del alcalde socialista de Tordesillas, José Antonio González Poncela.
Cada año se enfrentan en la Vega los aficionados a la tauromaquia y tradicionalistas con los defensores de los animales. En cada edición la tensión entre ambos bandos va in crescendo, lo que cada vez genera un mayor número de incidentes, pero nunca como este año se había registrado una crispación previa tan importante, con una polémica que se ha instalado también en el ámbito de la política, con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, como protagonista. Si el pasado año ya se había echado al ruedo sin parapeto con una insólita llamada a Jorge Javier para participar en el debate sobre el tema en "Sálvame", ahora corre el riesgo de salir corneado en la refriega. La presión viene por parte del Partido Animalista, que en su campaña rompeunalanza.org ha reunido 130.000 firmas para pedirle al alcalde de su partido, José Antonio González Poncela, que prohíba "este icono del maltrato animal", ya que de lo contrario sería cómplice de "una atrocidad".
Una petición parecida se oyó el pasado sábado en Madrid en la manifestación más numerosa de todas las celebradas con este fin, en la que decenas de miles de personas pidieron el fin de la fiesta. El PSOE gobierna con mayoría absoluta en Tordesillas, aunque en su defensa de la fiesta cuenta con el apoyo de toda la oposición y de la mayoría del pueblo, por lo que no ha cedido a la presión. "Se seguirá celebrando siempre que el pueblo de Tordesillas quiera y sea legal", dijo esta semana.No se sabe qué pasará si los juristas vascos demuestran lo contrario.
A Pedro Sánchez no le quedó otro remedio que transigir para respetar la "autonomía municipal", aunque trató de dejar claro su rechazo al espectáculo. "El alcalde aprueba el Toro de la Vega en nombre del pueblo de Tordesillas, no del PSOE, aclaró". El suyo fue un compromiso de medidas tintas, ya que por un lado dejaba vía libre a su subalterno, pero por otro anunciaba que si llega a gobernar prohibiría con una ley nacional «este acto de maltrato». Una postura demasiado tibia para los animalistas.
Esta supuesta debilidad también fue aprovechada por Podemos, que criticó a Sánchez, aunque su estrategia para torpedear la muerte y el sufrimiento del toro no fue mucho más afortunada. Hace unos días sus militantes de base convocaron una acampada para la noche anterior -la de ayer- en el recinto donde tiene lugar el festejo, pero la acción no fue respaldada por los animalistas para no politizar la protesta.
Pese a esta división, ecologistas y defensores de los animales trataron de boicotear la celebración. Para evitar incidentes, un centenar de antidisturbios de la Guardia Civil procuraron que no hubiera nadie herido excepto el toro. Un animal cuya muerte, según los veterinarios, es «especialmente cruenta» y la puntilla final está prohibida en mataderos.
Fiestas prohibidas en España, animales falsos, pero los toros siempre son auténticos
Galicia prohibió «las corridas do galo»; Valencia, la suelta de patos para que los mozos los cacen en el mar; en Manganeses de la Polvorosa la cabra que se lanza desde el campanario es de cartón piedra y los gansos a los que los jóvenes retuercen el cuello en Lekeitio o son artificiales o ya están muertos. En España se han prohibido o adulterado en los últimos años las celebraciones en las que se maltrataba a animales, salvo las relacionadas con la tauromaquia. En este ámbito se sitúa el Toro de la Vega, donde lanceros a caballo o a pie aguijonean al animal hasta su muerte, una práctica que, a diferencia de las otras, sí es legal y cumple la normativa de espectáculos taurinos establecida por el Gobierno de Castilla-La Mancha. Treinta mil personas asistieron a la fiesta...brava
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