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Los ferraristas nos llevamos una de cal y otra de arena en un fin de semana que comenzó como soñaban en Maranello desde hacía años. Vettel y Kimi lograban una primera fila completa en la parrilla de salida que Ferrari no conseguía desde el último GP de Francia en 2008. Mucho tiempo después se produce un hecho que confirma que los italianos están en la pelea con Mercedes para llevarse el título de constructores y el de pilotos, una confirmación absoluta de que todo funciona como tiene que funcionar, y que si nada cambia todo se decidirá por pequeños detalles.
Toda la alegría de los 'tifosi' se esfumó en los primeros metros de la carrera del domingo. Se sabía que Räikkönen iba a sufrir en la salida pero no esperábamos que Sebastian también lo hiciera. El finés perdió pronto la plaza y el germano vio como Bottas le robaba el liderato con una arrancada perfecta. Después, y como nos tiene bien acostumbrados la pista rusa, poco más. Valtteri marcó el ritmo y lo hizo bien. Se sacó la espina que se le clavó tras un desastre de carrera en Baréin. Tuvo un pequeño error con un bloqueo que le complicó el final de carrera y nos permitió disfrutar de algo de emoción con una persecución de Vettel que frustró un Massa nada correcto en su comportamiento.
Ambos Ferrari se centraron en el ataque al líder porque Hamilton ha estado desconocido en Sochi. No clasificó bien el sábado y el domingo reportó problemas desde el inicio. Nunca estuvo cerca del podio y se deja otros seis puntos respecto a Vettel, que tiene que empezar a ver también a Bottas como rival. Un estatus que siguen perdiendo unos Red Bull cada vez más alejados del ritmo de los favoritos y con problemas de fiabilidad. De momento, están de forma cómoda en la tercera plaza pero si sus problemas siguen tendrán que vigilar a unos Force India que progresan mucho, con Pérez y Ocon puntuando en todas las citas; el mexicano como siempre y el francés mejorando cada fin de semana. Mejoría clara como la que está demostrando Hulkenberg en Renault y contundencia como la de Sainz, que mantiene a Toro Rosso en la pelea en un circuito muy complicado para ellos.
El madrileño pudo pelear por unos puntos que para McLaren siguen siendo un sueño. El bochorno de Baréin con Vandoorne continuó en Rusia con la primera penalización en parrilla por montar la quinta unidad de algunas partes del motor cuando para todo el año están permitidas cuatro. Ya parecía bastante castigo para los de Woking tener a su joven piloto último y a Alonso 15º, entrando por los pelos en Q2, pero todo puede ir peor y así fue. La radio del español empezó a recibir y lanzar mensajes de alarma que se tradujeron en el cuarto abandono para él, este en plena vuelta de formación. Sólo en 2015 había sumado 4 abandonos consecutivos y nunca lo había hecho por motivos mecánicos, un dato que demuestra la situación límite que viven todos en el equipo británico desde su nueva relación con Honda. Tanto he hablado de ello que prefiero esperar a futuros acontecimientos o anuncios para comentar lo que espero de los próximos meses y de un 2018 en el que Sauber (el otro equipo que aún no ha puntuado en 2017) ha decidido aliarse también con la marca nipona.