Imagínate que estás en un centro comercial y de pronto escuchas un grito desgarrador y fulminante: ¡Una bomba! Entonces, sientes que te paralizas, mientras muchas personas empiezan a correr a tu alrededor, dándose empujones, sin importarles que haya ancianos o niños en el camino. Todos buscan la salida. El contagio es inmediato y también sientes recorrer una sensación de frío por todo tu cuerpo. Tu sentido de supervivencia parece aplacar tu juicio y empiezas a buscar con tus ojos nerviosos la salida más cerca. Hay una puerta a diez metros que dice salida de emergencia y hacia allá corres como si tu vida dependiera de ello. En el camino tratas de esquivar sillas, mesas, mujeres con bebés en brazos, y a otros competidores que también van hacia la puerta. Sabes que la bomba puede explotar en cualquier segundo y ese temor es el que tonifica tus piernas, dándole una increíble elasticidad para dar grandes saltos. Llegas primero a la salida de emergencia, pero al jalar la manija la puerta no abre. Está cerrada con llave. Los demás llegan y te empujan contra la puerta, golpean con puños y puntapiés. Te haces a un lado y te cercioras  que lo que resbala por tu frente es sudor y no sangre. En ese instante se abre otra puerta y todo el caudal de gente desemboca en esa salida. También haces lo mismo y sales a la calle. Alrededor tuyo los gritos se vuelven ecos, la noche es lluviosa y las luces de los autos de la policía te enceguecen al punto que tropiezas y caes al piso. Ya no puedes ver cómo los agentes especializados entran al local y se acercan con sigilo para desactivar el artefacto explosivo. Ya no puedes escuchar que solo se trataba de una mochila abandonada y que contenía solo dos cuadernos, un snickers y un par de manzanas. Ya no puedes saber si esto fue real o una broma pesada. Lo único que puedes saber es que viviste el peligro a flor de piel y sentiste la presencia íntima de la muerte.

Tal vez este no sea tu caso o respondas de una manera diferente, pero hay muchísima gente que no sabe qué hacer en caso de una amenaza de bomba. En esta situación es recomendable:

Ante una amenaza de bomba

El mejor lugar de protección es el que está más alejado del artefacto explosivo

• Alerta a la policía.
• Mantén la calma y abandona el lugar en orden.
• Evita el pánico, tampoco lo fomentes.
• No manipules ningún objeto sospechoso.
• Aléjate del artefacto explosivo.

Ante una probable explosión

• Sabes que el mejor lugar de protección es el que está más alejado del artefacto explosivo.
• Si no puedes alejarte lo suficiente, procura cubrirte detrás de un objeto sólido. De esa manera, reducirás las probabilidades de que alguna esquirla o fragmentos te hieran.
• En la explosión los vidrios revientan, por eso aléjate de las ventanas o cristales.
• Permanece echado en el suelo y cúbrete la cabeza.

Espero que estos consejos te ayuden a superar esos angustiantes momentos. Si deseas conocer otros consejos de seguridad te recomiendo este blog dirigido a la comunidad.