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La Torre Sur, recibe una grata visita es mi nueva pareja y su llegada fue la luz de la luna, todo es habladurías y el dolar hace estragos en nuestro existir. Venezuela se estremece en la hambruna
Fuente Literaria / 06.
Cuando vago en la obscuridad, trato de ver el resplandor de la luna.
Ella le da brillo y ocultes a tu rostro. Cual espejo.
Es observar a la otra orilla, llena de fantasmas que reflejan el silencio,
Es ver la gaviota alzar vuelo en las olas de un mar salpicado.
Al mirar hacia el horizonte y verte sonreír, me revelas tu rostro
En la estrella.
Escucho, el ladrido de tu perra que aúlla al viento y llovizna.
Es el secreto que eriza la piel y resguarda nuestro silencio
Al acercarse la gaviota con su pez en el pico.
Toco tu corazón, para despertar junto a la extraña sirena,
Y tomo el pañuelo del short.
Es en el bolsillo de atrás que guardo tus secretos, es ausencia
En un aullido entre las sombras.
Mis pasos, pisotearon las estelas del mar que duermen entre lágrimas
Y voces ocultas.
La luna abre sus arcos para descifrar mis sueños y saber que nos marchamos
Hacia el horizonte y ver las sirenas acobijarse en las piedras con sus manos
Tomándose las caderas, en la espera de los viajantes.
Mujer, tu perra espera mi llegada, bajo la tenue llovizna que se teje
En los cristales de tu alcoba.
Hemos despertado junto a la naranja del amanecer, bajo las gotas de tu lagrimeo.
Y el canto de la gaviota
Emiro Vera Suárez, 16/ 08/ 2020
Fuente Literaria/ poesía mórbida N° 01
El ojeroso cántaro de tus duendes
He vivido para ti, lo ignoras he caminado bajo los rezos de la muerte
Y ahora, me encuentro encerrado en la arena.
Estoy envuelto en algodón para ver gotear las tinieblas y dejar pasar demonios
En el fulgor de la tormenta.
Elaboro mi propia efigie, , corto leña en el alto montañoso
Junto a los buitres de la noche.
Al otro lado del camino, tejen una mujer con una larga flor
Son las pasos inquietantes de la noche, los lobos buscan un paso para adentrarse por la montaña al Castillo
En el silencio de su alma.
Todos, tenemos una sinfonía escrita, un pergamino con notas musicales
Que fluyen de lo eterno y lloran la nueva época.
El cristal metafísico aletea y le da a las almas su destino, la vida es hilo
Y las mariposas extienden sus alas ante la muerte.
Despertemos como la rosa, no tengamos miedo, gritemos al aire
Y no bebamos de la niebla, un inmenso espejo nos mira
Y soñamos a la vida, en la Torre Norte.
Vivimos en la montaña, nieve y el mar. Dios nos bendijo, desde siempre
A ti y a mí. Tuviste miedo, eres cobarde, caminas a ciegas y no ves luz.
El castillo esta cubierto de arpas y las cuerdas son idénticas a tu espejo.
He descubierto tu cuerpo ante él.
Tu estatuilla es lineal y he venido a vivir contigo, deseo ver tu cuerpo
Que se desliza en las perennes aguas, prendida de flores.
Deja tus senos hinchar con las comisuras de mis labios
Para tener una memoria de tus lienzos en la ribera.
Llegamos desde siempre. Soñamos nuestras vidas y vemos
La máscara del viento. Vivimos.
Absorbo tu miel en las apariciones nocturnas y en la desnudez de tu lecho.
Es el espejo, acobijándonos en un mar de náufragos
Busco la mujer desnuda que se aparece en la Torre Este, cerrada a los ciegos
Y nos hace visible en las cuatro estacas de tu lecho.
Siento el frio de la hierba, es la flor del Polo Sur, reconoce el pantano
Te veo dormida entre aves remotas, más allá lo desconocido.
Brazos que llevan el bien, te aman. Estoy desnudo ante el silencio
No tengas miedo, la tierra esta herida, pero mi alma, lleva tu corazón
A mi costado
Emiro Vera Suárez 16/08/2020