La oficial de policía que dirigió la investigación sobre la pérdida de 4.900 millones de euros sufrida por la Société Générale en 2008 dijo a un juez que el banco francés conocía las operaciones de su excorredor de bolsa Jérôme Kerviel, según el portal de información Mediapart.

Excomandante de la policía financiera, Nathalie Le Roy, que prestó declaración ante el juez en el marco de una investigación por estafa y falsificación iniciada en 2014, mencionó el testimonio de un exasalariado de la Société Générale, afirmó Mediapart.

Esa empleada, que trabajaba en la entidad "riesgos operacionales" del banco, aseguró a la policía que "la actividad de Jérome Kerviel era conocida" y afirmó que había alertado ya en abril de 2007 a varios directivos mediante un correo electrónico "con una calavera, para atraer su atención". Pese a varios intentos, incluyendo un registro judicial en el banco, Le Roy no pudo encontrar ese mensaje, siempre según Mediapart.

En base a los interrogatorios y documentos que estudió durante la investigación, la policía afirmó que tuvo "la impresión, y luego la certeza, de que la jerarquía de Jérome Kerviel no podía ignorar las posiciones tomadas por éste", escribió el periódico electrónico.

El banco reaccionó a esas afirmaciones manifestando su "asombro" y recordó que la justicia "reconoció la culpabilidad penal exclusiva" de su excorredor.

Kerviel fue acusado de disimular operaciones de alto riesgo, de 50.000 millones de euros en el momento en que estalló el escándalo, a principios de 2008.

La Société Générale sostuvo siempre que, pese a saldar sus posiciones rápidamente para no correr el riesgo de quiebra, sufrió una pérdida colosal de 6.300 millones, de la que se dedujeron las ganancias de 1.400 millones realizadas por el corredor el año anterior.

Considerado como uno de los símbolos de los excesos del sistema bancario mundial, Kerviel fue definitivamente condenado en marzo de 2014 a cinco años de prisión, dos de ellos condicionales. Liberado en septiembre de 2014, tras 112 días de prisión, purga el resto de su pena en libertad controlada con un brazalete electrónico.

No obstante, el Tribunal de Casación, la más alta instancia judicial francesa, anuló el año pasado la parte civil del juicio, que le imponía el pago de 4.900 millones de euros de indemnización al banco.

Un nuevo proceso tendrá lugar en 2016.