Nuestro cuerpo segrega por los poros unas sustancias que llamamos feromonas, que son producidas por las glándulas apocrinas de las axilas y las zonas de los órganos sexuales.

Las feromonas se esparcen por el ambiente de forma sutil, son detectadas automáticamente por el cuerpo humano, si el que se encuentran en nuestro alrededor es una persona a la atraemos, nuestro cerebro estimula una serie de mecanismo, sucediendo unos impulsos, que con llevan a buscar un acercamiento, comienza el enamoramiento.

Podemos afirmar que nuestro cuerpo libera sustancias químicas que actúan para comunicarnos y como atrayente sexual, induciéndonos al aparejamiento.

Se puede decir que cada individuo tiene un olor particular inconfundible es tan particular como la huella dactilar.

La mujeres se siente atraídas por los olores distintos al suyo, hay uno especial que nos atrae con mayor fuerza y mucha veces no tiene explicación, es una atracción química que nos domina.

El olor del cuerpo es determinado genéticamente y se trasmite por los fluidos, por los poros y a pesar de la dieta que llevemos o perfumes que usemos no se puede variar.

Parece inexplicable que el olor de una persona puede ser agradable para una y desagradable para otra, la razón es que hay una variación genética en el gen que codifica el receptor para el olor.

En conclusión gran parte de la atracción sexual se debe a las feromonas, que son definitivamente concluyentes en la comunicación sexual.