Tamara Falcó es la hermana de la novia, un papel de segundona sin futuro en el altar a la vista que no gustaría a muchas muejres. Pero a la hija del marqués de Griñón y de Isabel Preysler no parece importarle, igual que tampoco le importa a su hermano Julio José ser el cantante fallido del clan Preysler. 

Tamara presume en las redes sociales de estancia en el paraíso, donde su hermana Ana Boyer y el tenista Verdasco se dieron el sí quiero. Mucho no pueden hacer lo mismo. Que se lo pregunten a Laura Boyer, la hermana de padre de la novia que se quedó sin invitación en el sarao exótico. Laura Boyer querría estar en el papel de Tamara, pero no le ha tocado el sitio. Una madre une a los hermanos más que un padre.

Yo creo que Tamara Falcó debería ejercer su protagonismo de ella misma. Debería dar la campanada con esos habitos de monja que pondrían la vida monacal de moda para las mujeres que no dan encontrado otro destino para sus vidas frívolas. Me la imagino en la portada del ¡Hola! vestida de monja carmelita y me imagino las colas de marujas y marujas a las puertas de los pocos kioskos que quedan abierto en este país nuestro para comprar la revista de la exclusiva. Tamara Falcó vale mucho. Lástima que ella no se atreva a ejercer su papel de protagonista absoluta de la novela real que es el clan Preysler.