Tarjetas de crédito, la diferencia entre lo sensato y la estupidez

Lo innecesario es bien de consumo y hace falta derrochar con tal de saciar lo impulsivo, no importa lo que valga, ni las necesidades básicas insatisfechas, lo importante ya es la compra suntuaria de un producto maravilloso bueno para nada.

Gran logro, de admirar y cuenta entre su circulo la maravilla y lo útil, que es la innovación del momento.

Otro avaro suma estrellas que le servirán para descuentos en otro bien innecesario y no se da cuenta como lo manipula el plástico.

La casa se le encoge por que ya no hay ni donde meter tanto bien suntuario, innecesario y gravoso que pasara al cuarto de san alejo y volver dentro de diez años y tratar siquiera de recordar para que servía.

Pero se vanagloria de estar siempre al debe, tensionado y acosado por los bancos que le mandan memoriales recordatorios de pago y por si hay mora del staff de abogados que le tienen ya en lista para embargo.

Todo eso por pertenecer al selecto grupo de los deudores al debe que malgastan todo sin obtener ningún beneficio pero si viven engañados por que sin tener dinero gastan como si lo tuvieran de sobra

Es como un cáncer incurable, cada día debiendo más pero no importa le subieron de nivel, le cambiaron de color y mágicamente le aumentaron el cupo, mas no le dieron el remedio para el stress ni le enviaron manual para que diera mejor uso.

Eso es lo de menos, ya le envían revistas en oferta, viajes maravillosos, productos mágicos únicos de su género y dietas donde resaltan una mujer gordísima vuelta una estrella con cien kilos menos.

Todo eso por pertenecer al selecto grupo de los deudores al debe que malgastan todo sin obtener ningún beneficio pero si viven engañados por que sin tener dinero gastan como si lo tuvieran de sobra.

Otro de los inventos basura eso de las tarjetas de crédito que lo mejor seria ni tenerlas, evitarías un cúmulo de beneficios innecesarios para vivir.

Mundo mágico este, donde te crean necesidades, olvidando las básicas y perdiendo el buen sentido común, volviéndote un idiota útil consumiendo lo abstracto.