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Dos sectores enfrentados: los taxis y los VTC, las reivindicaciones, amenazas, insultos y peleas en los últimos meses ha supuesto para los ciudadanos molestias en la circulación y disturbios en la calle
Los taxistas acusan a los conductores de vehículos de alquiler de intrusismo laboral, y los VTC a los taxistas de eliminar la competencia y de monopolizar el sector. Ya no es necesario ser taxista para transportar a usuarios, a raíz de la liberalización del sector en el 2009, algunos empresarios decidieron invertir sus fondos de inversiones en la compra de licencias.
Con la ayuda de la expansión de las nuevas tecnologías, por medio de las aplicaciones informáticas, que ponen en contacto de manera instantánea a clientes que quieren utilizar el servicio de los VTC, el crecimiento de empresas como Cabify o Uber ha sido imparable. En un principio nacieron como empresas de precontratación de limusinas y la aceptación en la población ha ido aumentado con el paso de los años.
Estamos viviendo la transición de una revolución digital en la que los cerca de 65.000 taxistas que hay en España, compiten con las 9000 licencias de VTC. Los taxistas explican que están obligados a cumplir unos requisitos legales y de aptitud para hacer su trabajo, dicen que su lucha no es entre conductores, sino contra las nuevas tecnologías. El sector del taxi se enfrenta a los grandes monstruos de las aplicaciones informáticas, y quiere las mismas normas y las mismas obligaciones para los dos sectores, aspira a una solución en la que todo el mundo salga contento y sea justa.
Los VTC nacieron como empresas de pre contratación de limusinas
Los conductores de las VTC son jóvenes y el 40% supera los cincuenta años de edad, reciben formación, pruebas de conducción, test psicométricos y están contratados en régimen de la seguridad social por cuarenta horas semanales, algunos directamente por las compañías y otros a través de empresas temporales. Su régimen laboral les obliga a descansar un mínimo de doce horas entre jornada y jornada. El sector del taxi opera en tres segmentos, el de la calzada, mano en alto, el de las paradas de taxi y el de la precontratación, en los dos primeros tiene el monopolio absoluto por ley, pero para el tercer segmento el de la precontratación, se está permitida la competencia.
Demandan que se limite la precontratación y luchan para conseguir la regulación estricta de los VTC, se quejan que este conflicto les ha generado unas pérdidas económicas en torno a un 20%. Los taxistas ven la solución en el cumplimiento de la ley de “los coches negros”, como llaman a los VTC.
Los empresarios de las VTC por su parte, defienden que ellos cumplen la ley y están predispuestos a llegar a un entendimiento con los taxistas para que se puedan mantener estos dos sectores. En medio del conflicto parece que no se ha tenido en cuenta los intereses de los otros afectados que son los usuarios, que no quieren paceder molestias por estos conflictos, sino poder disfrutar de ambos sectores y elegir libremente el servicio que mejor le convenga, en la calzada, mano en alto, parada, o precontratación, pero sin enfrentamientos. Al final el usuario es el que decide, y el dinamismo social reclama transiciones rápidas.
El sector del Taxi afirma que su lucha no es entre conductores, sino contra las nuevas tecnologías