¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Redacción Sociedad escriba una noticia?
La temporada de huracanes acaba este domingo, y mientras la del Atlántico ha sido tranquila y sin causar mayores estragos, la del Pacífico fue la más activa en dos décadas, informaron este lunes autoridades estadounidenses.
En el Atlántico "la temporada fue relativamente tranquila", acorde con las previsiones, señaló a la AFP Gerry Bell, experto del centro de pronósticos climáticos de la Agencia Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).
Ocho tormentas tropicales se produjeron durante los seis meses de la temporada atlántica, que va del 1 de junio al 30 de noviembre, cuando el promedio es trece, explicó Bell,
De esas tormentas, seis llegaron a la categoría de huracán, y dos de ellas alcanzaron fuerza de "gran huracán", con destructivos vientos que las llevaron a superar la categoría tres de las cinco de la escala de Saffir-Simpson.
"Hubo algo de actividad pese a que la temporada fue relativamente tranquila", dijo Bell.
Pese a que esta temporada fue más movida que la de 2013, "si combinas este año y el pasado, tienes el periodo más tranquilo desde 1995", explicó Bell.
La situación fue totalmente opuesta en el Pacífico, donde la temporada (15 de mayo-30 de noviembre) fue la más activa desde 1992.
"Usualmente vemos un efecto balancín: cuando el Atlántico está más activo, el Pacífico está menos activo y viceversa", explicó Bell.}
De su lado, de las 20 tormentas registradas en el Pacífico, 14 llegaron a convertirse en huracanes, y de ellos ocho se potenciaron hasta "gran huracán".
- Los huracanes más mortíferos -
El más dañino fue Odile, un "gran huracán" que provocó millonarios destrozos en septiembre en el turístico balneario mexicano de Los Cabos (península de Baja California, noroeste) y causó seis muertos.
En la zona del Atlántico, el más mortífero fue Cristóbal: dejó cuatro fallecidos y destrozos a su paso por República Dominicana, las Bahamas y las islas Turcas y Caicos.
Gonzalo, el último huracán de la temporada atlántica, provocó en octubre un muerto en el territorio holandés de San Martín, mientras que la tormenta que inauguró la temporada, Arthur, fue la única que tocó tierra estadounidense, en Carolina del Norte, frustrando el feriado del Día de la Independencia (4 de julio) a miles de veraneantes.
"Afortunadamente, gran parte de la costa estadounidense quedó a salvo este año (...). No obstante, sabemos que ese no será siempre el caso", advirtió en un comunicado Louis Uccellini, el director del servicio meteorológico de la NOAA.
En el presente año, se combinaron una serie de condiciones atmosféricas que inhibieron la formación de tormentas en el Atlántico, como vientos verticales muy fuertes, estabilidad atmosférica y un aire más seco sobre la zona tropical del océano, explicó Bell.
Todo lo contrario ocurrió en el Pacífico, donde débiles vientos verticales, un aire húmedo e inestable y un sistema de altas presiones en la atmósfera resultaron en "un ambiente propicio para las tormentas por largos periodos", dijo.
Una vez finalizada la temporada, los expertos comenzarán a analizar los datos recopilados durante la observación del clima durante estos meses, para mejorar los pronósticos.
Una de las preguntas que los meteorólogos tratarán de responder es si estos dos años de relativa calma en el Atlántico significan que está llegando a su fin un periodo de alta actividad que comenzó en 1995, agregó Bell.