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Cada vez que ocurren hechos trágicos como el de hoy en Bogotá donde la muerte se ensaña con la vida, la mayoría siempre inocentes, la primera reacción irresponsable sale de las Fuerzas Armadas sin la más mínima investigación: "Esos fueron los terroristas de las FARC", .
La verdad siempre es la segunda víctima después de estos actos terroristas, en la que el pueblo inocente queda en medio del fuego cruzado de los actores violentos.
En Colombia todo el que tiene armas dispara, llámense izquierda, derecha, bandas criminales, guerrillas, paramilitares, fuerza pública o fuerzas militares.
En este juego propuesto por los generadores de la guerra sucia, no hay el menor sentimiento de respeto hacia la vida, en ese juego sucio no importa quién sea la víctima, lo malo es que los de arriba si saben a qué juegan, pero los de abajo mueren en la guerra sin saber en qué momento se metió en ella.
Creo que para empezar a buscar responsables del acto criminal de hoy en la ciudad, primero tenemos que empezar a buscar sus primeros beneficiarios, entonces podríamos decir que no solo las FARC deben ser sospechosas de este repudiable suceso.
Hay a quienes les conviene mostrar una Bogotá insegura, desestabilizada, sin gobierno y detenida a la par del tiempo, que podrían fácilmente ejecutar actos criminales como el de hoy creyendo así, deslegitimar la Alcaldía de Gustavo Petro.
Podía estar también la extrema izquierda y las mismas FARC cuya responsabilidad no es descartable, pero tampoco apoyamos que sin evidencia se les eche un muerto más encima para ocultar la verdad.
Tampoco se puede evadir la responsabilidad sobre el acto criminal que puedan tener los defensores de la entrada en vigencia del TLC, pues es evidente que después del magnicidio de hoy, cualquier brote de protesta en contra del Tratado de Libre Comercio, será vinculado de inmediato con el acto terrorista ocurrido esta mañana en Bogotá.
Lo que tenemos que hacer quienes residimos en la ciudad, es olvidarnos de las diferencias políticas y unirnos en un solo clamor por el respeto a la vida, tenemos que exigirle a los violentos que se vayan de la ciudad, pero ante todo, empezar a reconocer que detrás de los actos criminales puede estar cualquier sujeto en quien tengamos confianza política, porque mientras los defensores de la ultraderecha crea que solo la guerrilla es asesina, y los de la extrema izquierda crea que solo los paramilitares, soldados y policías son los que matan, jamás vamos a escalar favorablemente en la búsqueda de la paz.
Otro sujeto que no se puede descartar en la responsabilidad de los actos demenciales de hoy, sin duda es el sector que defiende un país sin guerrillas, una ciudad segura a través de un nuevo mandato de Álvaro Uribe, quien es en última, el más beneficiado cuando esos reprochables episodios aparecen.
En este país nada es extraño, cualquiera de esos sectores pudo haber ideado y financiado los actos contra la vida en Bogotá, por eso tenemos que exigir la verdad absoluta y claridad investigativa que lleve al esclarecimiento de los hechos.
A mí no me sorprende que haya policías entrenados para matar policías, no me sorprende que haya guerrilleros entrenados para matar guerrilleros, no me sorprende que haya políticos entrenando para matar políticos, simplemente porque detrás de la guerra hay una ambición de poder.
En todo esto solo se puede llegar a pocas conclusiones, una de ellas es, que jamás le daré un voto de confianza a quienes con bombas, muertos inocentes y todo tipo de componendas, pretenden el regreso de la seguridad democrática.
Jamás le daré un voto de confianza a quienes les hacen apología al secuestro, a los atentados terroristas y a una guerrilla que perdió el norte hace muchísimo tiempo.
Tampoco le daré un voto de confianza a un Tratado de Libre Comercio, cuyos defensores podrían estar detrás del atentado del día de hoy, para quitarle toda fuerza a protestas que se estaban organizando en contra de esa medida atentatoria contra la economía colombiana.
Pero sobre todo, tenemos que ser capaces de disolvernos al interior de una propuesta de odio al odio, guerra a la guerra y amor al amor.
Hoy murieron esos colombianos inocentes, mañana puede ser cualquiera de nosotros, un hijo nuestro, nuestros compañeros y compañeras, en fin los muertos siempre los ponemos nosotros los de abajo, los de arriba por muy mal que les vaya, ponen heridos leves y unos medios de comunicación para endiosarlos.
El atentado terrorista contra el ex ministro Fernando Londoño, no me vuelve amnésico para olvidar que como funcionario fue el primer cuestionado por actos corruptos durante los dos primeros años del Gobierno Uribe, pero aún así, siendo de lo peor que nos tocó soportar a los pobres cuando el paisita engañó a Colombia durante 8 años, rechazamos el acto terrorista en su contra, porque nadie tiene derecho a arrebatarle la existencia a otro ser humano, además porque no podemos parecernos ni actuar como ellos.