Debido a que sé que soy un mal escritor de blogs, pero lo hago para poder expresar lo que siento, transcribo este escrito de Mauricio Pombo en El Tiempo, porque estoy ciento por ciento de acuerdo con lo que allí escribió y porque es lo que quisiera decir en este blog sobre este ex-presi-dente, pero que al momento de escribir, la rabia y la ira no me dejan realizar un buen escrito. Aqui va:

Por estos días ocurrió el ya famoso y feliz rescate del rector de la Universidad Icesi, Francisco Piedrahíta, tras cinco días perdido en unos pantanos del sur de los Estados Unidos. Parece ser que un factor clave en su búsqueda y final encuentro fueron unos perros que, como lo llaman científicamente, seguían el rastro de sus esencias.

Esto de las esencias me llevó a pensar en el ex presidente Uribe, entre cuyas características esenciales, además de engolosinarse y aferrarse a como dé lugar al poder, está la de no ser estricto con la verdad. Si dice que no piensa aspirar a la Alcaldía de Bogotá, lo más probable es que será candidato y, desde ya, empezó con sus artimañas obdúlicas para enredar y confundir a sus rivales de más peso. Me preocupa profundamente por Bogotá, pues, infortunadamente, es muy probable que gane las elecciones, ya que el uribismo es ciego y pasional y sus seguidores no ven el desastre de corrupción y desinstitucionalización que nos depararon sus ocho años de lucha por vengar la muerte de su papá. Ya lo he dicho y lo repito: se le agradece que les haya dado palo a las Farc, pero lo demás fue un desastre.

Agresivos, varones, deslenguados, boquisueltos, pendencieros, rosquero-paisas, sordos y llevados de sí mismos

Hay otras esencias distintivas de Uribe que les ayudarían a los sabuesos a encontrarlo fácilmente, no solo en un pequeño pantano, sino en lo más profundo de la selva amazónica. Su ser pendenciero, camorrista en todas sus acepciones, y su convencimiento mesiánico que lo hace pensar que es único, necesario y poseedor de la verdad (característica esta última que podría despistar a los cánidos olfatos y conducirlos hacia Mockus, aquel ensimismado pastor de su religión del sí-mismo, también fervoroso creyente en ser el mejor y único). Otro personaje que podría desorientar a los perros husmeadores es el coterráneo de Uribe, Hernán el 'Bolillo' Gómez, cuyo ADN es idéntico en buena parte de sus esencias: agresivos, varones, deslenguados, boquisueltos, pendencieros, rosquero-paisas, sordos y llevados de sí mismos.

Lo grave de Uribe alcalde es que No quiere a la capital, no le gusta; es más, la detesta. Él quiere una tarima importante para seguir camorreando y defendiendo a los grises cómplices de su gobierno. Sería un desastre para Bogotá. Hay ilusos que creen de buena fe que Uribe acabaría con la inseguridad en la capital. No, señores, a él eso no le interesa; es más, en parte es responsable de ella. Uribe nunca tuvo tiempo para Bogotá; lo de él no es el urbanismo, ni la cultura ciudadana (ni ninguna otra), ni el espacio público, ni el emprendimiento, ni el desempleo. Lo de él es lo de Él.