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No se puede dejar de admitir, que el poder de los medios de comunicación es bastante influyente en una sociedad consumidora de información amarillista, que mezcla muchas estrategias, para la entretención acorde con el pan y circo a la orden del plato del día.
Es casi como decir que quien controla los medios, controla el poder.
En ese control de poder, existen congregaciones periodísticas que se amangualan en la fortaleza que da citar la alcahueta frase: "Libertad de expresión" en cuyo nombre han ayudado a derrocar gobiernos que no acceden al sometimiento impuesto a los intereses de los Estados Unidos y sus aliados en todo el mundo, Colombia no es la excepción.
Una de las más conocidas mangualas periodísticas en el mundo es precisamente la SIP o Sociedad Interamericana de Prensa, sigla que reúne a los más grandes impulsores de golpes de estado recientes en todo el mundo. Son los verdaderos desestabilizadores de la democracia mundial.
En Colombia podemos citar a algunos periódicos asociados muy influyentes en la sociedad, la mayoría de propiedad de las grandes familias que han hecho parte de los poderes políticos que controlan desde la presidencia, el congreso y hasta la más insignificante de las Juntas de Acción Comunal de cualquier municipio del país.
Por citar algunos de esos asociados tenemos El Tiempo, El Colombiano, El Espectador, El Heraldo, El Meridiano de Córdoba, El Nuevo Día, El País, El Universal, Hoy Diario Del Magdalena, La Opinión, La Patria, La república, La Tarde, vanguardia entre otros.
En ese mismo orden, se encuentran con otros de igual nivel en la Asociación Colombiana de Editores de Diarios y Medios Informativos - Andiarios -.
Aquí tenemos que aclarar que no es el periodista en sí, quien manipula la información, son los grandes accionistas, empresarios y dueños de esos medios quienes someten al periodismo por lo mal remunerado, desvalorizado y amenazado, claro que por eso no se puede dejar de admitir que hay periodistas de grandes élites que están arrodillados al servicio de la burguesía sin fronteras.
Es ahí en esa parte donde el poder del medio deja de ser informativo para convertirse en terrorismo mediático, persiguiendo recuperar y controlar el poder de una ciudad o un país.
Y como esta es la esencia citadina de los ejemplos, veamos cómo el país vivió en la más completa impunidad durante los 8 años de gobierno de Álvaro Uribe Vélez, donde los grandes medios de comunicación ya citados, se dedicaron a resaltar su falso odio contra las FARC como cortina de humo para cometer las más desagradables fechorías contra el pueblo colombiano, tales como DMG, falsos positivos, Agro Ingreso Seguro, Carrusel de contratación en Bogotá y Colombia, Chuzadas del DAS, robos a la salud y pensiones de los colombianos, desplazamientos forzados, robo de tierra a los campesinos, mal servicio y abuso en Transmilenio.
Sin embargo gracias a las redes sociales y la activa participación ciudadana, Colombia y Bogotá, fue redescubriendo el accionar delictivo enraizado en esas administraciones representadas en el uribismo y el Polo Democrático con los Hermanos Rojas a la cabeza, que los medios masivos que controlan las comunicaciones en Bogotá y Colombia, jamás habían visto y las puestas en evidencia a través de las redes sociales, las difundían tímidamente.
La SIP está organizada en Venezuela contra Hugo Chávez, en Ecuador lo está contra Rafael Correa, en Bolivia contra Evo Morales, en Nicaragua contra Daniel Ortega, sin que con esto esté diciendo que el modelo de esos países sea el digno a copiar, solamente estoy diciendo que la SIP ve los problemas en los países que no están bajo el control político y corrupto de los Estados Unidos.
Bogotá no es la excepción. Aquí van trabajando paulatinamente un terrorismo mediático contra Gustavo Petro. Los problemas que los medios de comunicación no vieron en Bogotá durante la última década, se ven ahora con más dimensión a través de los lentes de los noticieros de prensa escrita y televisión.
Esta guerra mediática apenas comienza. Aquí va a ver una guerra de desinformación peor a la que le ha tocado vivir a Hugo Chávez en Venezuela y a Rafael Correa en el Ecuador, hasta el punto que la ciudad puede entrar en una polarización asfixiante.
Por un lado estará la Bogotá que ya no se deja traumatizar por RCN, Caracol, City tv y los otros medios de comunicación citados suficientemente en esta opinión, por otro lado estará la Bogotá traumática, la que le importa cinco si el agua para los pobres es subsidiada, la que vive lejos de zonas inundables y pide la ALO como tabla de salvación arancelaria, en fin la Bogotá de los estratos 4 en adelante que es la misma controlada y que controla los medios masivos de información.
Entonces en una sociedad mediática que miente todos los días, surge la preocupación que a través de las redes sociales le salgan al paso a tanto terrorismo mediático, por eso tergiversan el poder de informar que usa el Alcalde a través de su Twitter, con el poder de gobernar que es lo que no hace en el Twitter. Gustavo Petro no gobierna por Twitter, informa que es distinto.
No creo que un bogotano razonable se moleste, porque por primera vez un alcalde está en conversación directa con la ciudadanía. Y lo hace a través del Twitter, porque sería imposible atenderlos personalmente en su oficina, además al Twitter, a las redes sociales tiene acceso todo mundo, mientras que en las oficinas públicas de los alcaldes, solo caben los contratistas, congresistas y los grandes apellidos de las mafias colombianas.
Gracias a la red social Twitter, Bogotá hoy no es el caos al que la querían someter usando actos vandálicos como los ocurridos contra Transmilenio.
Ellos querían silenciar el Twitter de Petro para poder mentir a la ciudad, pero no pudieron. Petro supo mantener informada a la ciudad a través de las redes sociales, interactuó siempre con la gente del siglo 21 y la gente le respondió a su alcalde.
Todos los funcionarios y hasta ex presidentes trinan por Twitter, al único que se le ve mal es a Gustavo Petro, y es lógico, a ellos solo les conviene manejar la verdad de sus mentiras a través de sus medios de comunicación manipuladores.
Por eso es bueno que la ciudadanía no se deje confundir. Gustavo Petro no está gobernando por Twitter, está informando sobre sus actos que es distinto y es su obligación como primera autoridad de la ciudad, algo que jamás hicieron sus antecesores, por eso les molesta.
Bogotá debe estar sicológicamente preparada para cualquier cosa, incluso hasta para estallidos de bombas, muertes inocentes que muestren una ciudad insegura para culpar por ello al acertado plan de desarmar y amar propuesto por el hoy alcalde de la ciudad. El objetivo de ellos es devolverle la ciudad a los corruptos.
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