¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Internacionales escriba una noticia?
En las calles junto a la mezquita de Baitulla los uigures esperan con palos y piedras a los Han, a quienes culpan de la situación actual, mientras del otro lado de la ciudad, los heridos de la etnia mayoritaria acusan a los musulmanes de iniciar el conflicto. "Tenemos mucho miedo. No podemos salir para comprar comida o agua porque tenemos miedo. Los Han vinieron ayer y nos apalearon", explica a Notimex un hombre de 40 años y de etnia uigur que prefiere mantenerse en el anonimato por razones de seguridad. "Miles de Han entraron en nuestro barrio con barras de hierro y cuchillos. Muchos coches fueron destruidos y cuatro personas resultaron heridas", agregó la fuente entre sollozos. Un joven uigur que tampoco da su nombre irrumpe en la conversación y muestra a Notimex las manchas de sangre seca que según él dejaron el apaleamiento de uigures por parte de Han. "Esto es de ayer. Un niño, dos mujeres y dos hombres fueron apaleados", asegura, en mandarín. Minutos después la policía, con las armas desenfundadas, hace aparición y disuelve al grupo reunido en las pequeñas calles de la vecindad, mientras expulsa a los pocos periodistas extranjeros que han podido acceder a la zona. Miles de miembros de la policía y del ejército chino patrullan las calles de Urumqi, la capital provincial de Xingjiang, para evitar que se reproduzca la violencia interétnica de las últimas 72 horas. El ejército había acordonado los barrios uigures por temor a que los Han repitieran lo sucedido ayer, cuando tomaron la calle con cuchillos, espadas y hachas para vengarse de los uigures por los incidentes del domingo. Del otro lado de la ciudad, en la zona Han, la versión sobre quién atiza la violencia es completamente opuesta. Liu Hui Liu, de 25 años, yace en la cama del Hospital del Pueblo de Urumqi, después de que el domingo fuera golpeada por un grupo de uigures que detuvo su autobús y atacó a los Han. "Unos cinco o seis hombres de menos de 20 años se abalanzaron sobre mí y me pegaron con palos. Acabé con la cabeza abierta", relata la fuente. "Me apuñalaron y me pegaron hasta no poder más", sostiene por su parte Ling Xiou Mei, una mujer de 39 años que fue atacada cuando iba a casa de su hermana.