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Bajo el sol ardiente y un calor de 40ºC, un grupo de niños juega levantando polvaredas de tierra roja en este enorme barrio de casitas de colores idénticas, aún en obras, construido por el gobierno de Brasil en las afueras de la capital del estado amazónico de Acre.
Un total de 826 familias pobres ya se han instalado en las prolijas casas de ladrillo y tejas del barrio Ciudad del Pueblo de la periferia de Rio Branco (Acre, norte). Forman parte de "Mi Casa, Mi Vida", uno de los grandes programas sociales del gobierno de la candidata a la reelección Dilma Rousseff.
"Cuando llegué aquí, no paraba de llorar. Y mi hijo me preguntaba por qué. Yo le decía: 'Gabriel, tú no sabes lo que esto significa. Porque muchas veces fuimos expulsados, porque no teníamos con qué pagar el alquiler'", se emociona una de las beneficiarias del programa, Luziele da Silva Barros, de 25 años, madre de dos pequeños.
"Después de la educación para mis hijos, este es mi mayor sueño, darles la dignidad" de un hogar, explica.
El barrio tiene previsto acoger en total más de 10.000 familias de aquí a un par de años.
Como la mayoría de los beneficiarios de los programas sociales del gobierno federal, Barros, que recibe también un pago mensual de 80 dólares en el marco del programa "Bolsa Familia", votará a Rousseff en el balotaje del 26 de octubre contra el socialdemócrata Aecio Neves. Ambos están en empate técnico, según los sondeos.
La joven, nacida en una comunidad de recolectores de caucho, solo debe pagar la electricidad y el agua, pero no puede revender la casa. Muestra orgullosa sus relucientes electrodomésticos blancos y sus muebles que ha comprado con un préstamo de 2.000 dólares del gobierno, y que debe reembolsar en seis meses.
- Disputa por paternidad -
Más de 50 millones de brasileños se benefician de los programas sociales del gobierno, un cuarto de la población del país. Estos son la gran bandera del Partido de los Trabajadores (izquierda), que llegó al poder hace 12 años y ha sacado a más de 40 millones de personas de la pobreza.
Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), insiste en que si llega al poder continuará estos programas, e intenta disputar al PT la paternidad de los mismos, ya que un tímido comienzo de estas ayudas empezaron bajo el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, del PSDB (1995-2002).
Pero el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (PT, 2003-2010) las unificó, amplió y mejoró, y su trabajo fue continuado por su heredera Rousseff.
"Lula era pobre. Es por eso que ellos luchan por nosotros. El PT es el único que se preocupa por nosotros, por los pobres. Y apoyaré al PT hasta mi muerte porque hacen algo por nosotros", asegura a la AFP Rosivaldo da Silva França, de 39 años, que vive en una miserable barraca de tablones de madera y techo de lata en la favela Cidade Nova de Rio Branco con su mujer y cinco hijos, y aguarda el traslado al flamante barrio.
La barraca está construida sobre pilotes, al borde del río Acre, y está a punto de derrumbarse. Muchas veces se inunda, se llena de ratas, e incluso han llegado serpientes. Su hijo más pequeño, de poco más de un año, tiene llagas en carne viva en la cara y el cuello, a raíz de una enfermedad en la piel.
Rosivaldo no tiene un empleo fijo, sobrevive de trabajos eventuales y de los 150 dólares por mes que le da el "Bolsa Familia", y que le ha ayudado "muchas veces a no pasar hambre", dice.
- Barato y rentable -
"Mi Casa, Mi Vida" ha beneficiado ya a 1, 7 millones de familias en todo el país, según el gobierno.
Pero muchos temen que si la oposición llega al poder ponga fin a estos programas, tal como ha advertido la propaganda electoral del PT, que asegura que los socialdemócratas "nunca se han preocupado por los pobres".
"Ninguno de los partidos pondrá fin a los programas sociales por una razón muy simple: no cuestan caro. Representan un 1, 5% del presupuesto y es un tema muy rentable políticamente. No pueden tocarlo", estima el economista Antonio Carlos Porto, de la Fundación Getulio Vargas en Rio de Janeiro.
En el nuevo barrio, todo está previsto, pero queda mucho por hacer: guardería, escuela, liceo, centro de la juventud, centro comercial, transporte público. Los tractores remueven tierra, los obreros instalan paredes prefabricadas y un pintor da los últimos toques a una simpática plaza con juegos infantiles y pista de skate.