"Se puede sobrevivir a la deriva un año o más", asegura Giovanna Benozzi, hija de uno de los cuatro argentinos cuyo velero desapareció en agosto pasado frente a las costas del sur de Brasil tras una tormenta que los dejó sin mástil ni timón.

El Tunante II, un velero de lujo de 12, 5 metros de eslora "está hecho para flotar y permanece a la deriva en algún punto del Atlántico Sur", dijo Benozzi a la AFP.

"Pedimos a barcos mercantes, pescadores y navegantes del mundo que sumen sus ojos para un avistaje", pidió segura de que la historia tendrá un final feliz.

Su optimismo se basa en la última comunicación en la que su padre le reportó que pese a perder el palo y algunas velas, el casco estaba intacto y la tripulación sana y salva.

"No se encontró ningún indicio que indique lo contrario, cuando un velero se hunde flota de todo: botellas, salvavidas, es imposible que algo no se hubiera encontrado", explicó.

Pero avistar un velero sin palo es como encontrar una aguja en un pajar. La falta de elementos de comunicación conspira y ayuda a que sea confundido con basura en el mar. En tanto el tiempo corre.

"Pasaron más de cuatro meses, pero hay testimonios de gente que ha sobrevivido más, la comida y el agua no son problema, tenemos fuerte esperanza", afirma Giovanna que espera reencontrarse con su padre Jorge, un oftalmólogo de 62 años y con su novio Mauro Capuccio (35), también parte de la tripulación.

Los dos son expertos navegantes al igual que Alejandro Vernero (62, cardiólogo) y Horacio Morales (62), y se habían preparado durante un año para la travesía que planeaba unir Buenos Aires y Río de Janeiro.

- De aventura a pesadilla -

Habían partido de Buenos Aires el 26 de agosto, pero tras una escala en La Paloma (Uruguay), una tormenta con olas de más de ocho metros los tumbó frente a las costas de Brasil.

Un mercante noruego los divisó a las 23H50 de ese día (02H30 GMT del 27 de agosto), pero no pudo rescatarlos.

"Nos transmitieron durante diez horas su posición, luego el teléfono satelital quedó sin baterías, están incomunicados desde entonces", explicó Giovanna Benozzi.

La Marina de Brasil suspendió la búsqueda en octubre después de que un pesquero hallara la balsa salvavidas, semisumergida y vacía frente a las costas de Rio Grande (sur).

Giovanna sospecha que abrieron la balsa para arrancar el piso refractario -faltante en la embarcación- y utilizarlo "para hacerle señales a aviones y mejorar las chances de ser captados por un radar por su material metalizado".

"Imágenes satelitales prueban que el velero está a flote y se mueve con gente abordo por la secuencia del cambio de posición", aseguró Benozzi.

Según explicó unas "95.000 personas se sumaron voluntariamente a la búsqueda escaneando por internet imagenes satelitales" gratuitas que durante meses facilitó una empresa internacional.

"Gracias a ellos en octubre dimos con una imagen compatible con el Tunante en un 90% según el análisis de expertos, pero la burocracia y los protocolos de la Marina brasileña hicieron que la búsqueda se activara 15 días después. Para entonces el viento y la marea los había movido millas", explicó.

La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) puso sus imágenes satelitales a disposición y el servicio de inteligencia del Ejército Argentino su capacidad para analizarlas.

Familiares acaban de ofrecer el propio velero como recompensa a quien logre dar con la embarcación y han abierto un Facebook y una página en la web para reportar prontamente cualquier novedad (www.buscandoaltunante.com.ar).

"La última vez los encontró la gente, les pedimos a todos estar atentos", demandó esta hija y novia de dos hombres que cree naúfragos a la deriva.