Yaneth Molina era la controladora aérea que estaba de turno en la trágica noche del de Chapecoense. Su nombre estuvo en el ojo del huracán, fue amenazada, pero hoy de nuevo está ejerciendo su profesión con la tranquilidad que le da haber hecho bien su función hace un año.

El 28 de noviembre de 2016, Yaneth Molina puso a prueba sus 23 años de experiencia. En una noche con densidad media de tránsito aéreo, ella era la titular de la posición de aproximación, tenía la función de recibir todas las aeronaves que llegaban al espacio aéreo de Rionegro. En ese momento 4 aviones estaban próximos a aterrizar: uno de Lan, 2 de Avianca y el de Lamia.

Su tono calmado fue recriminado por muchos. Recibió amenazas y pensó en salir de Colombia para proteger su vida. Su comunicación con la tripulación le dio la vuelta al mundo.

Solo 4 minutos antes del impacto y cuando la aeronave estaba a 8, 2 millas de la pista del aeropuerto José María Córdova, el avión de Lamia se declaró en emergencia por falta de combustible y fallas eléctricas.

Minutos después la comunicación con la torre de control se perdió. La aeronave había caído.