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El impresionante y revolucionario yate encargado por Steve Jobs al célebre diseñador francés Philippe Starck aún va a dar que hablar, y eso que el cofundador de Apple, el pobre, no pudo llegar a disfrutarlo en vida. El problema ahora con esta embarcación que ha costado 100 millones de dólares es que el diseñador afirma no haber recibido la totalidad de lo acordado por su trabajo, en concreto le faltaría por cobrar 3 de los 9 millones estipulados. La cosa ha terminado en los tribunales y con el yate inmovilizado.
Starck, que hace unos meses ya se vanaglorió de ser muy amigo de Steve Jobs parece tener bien separada la amistad de los negocios.
Después de despertar las ansias de televisor de la manzanica mordía al dejar caer que había estado trabajando en el diseño de un producto revolucionario de Apple, conocimos que a lo que se refería el diseñador no era a un producto que llegásemos a ver algún día en las tiendas y que pudiésemos comprar los simples mortales sino que se trataba de una embarcación que se convertía en paradigma de los postulados de Jobs en cuando a diseño minimalista y simplicidad en la funcionalidad. Pero no era todo tan bonito.
Según Starck acordó con Jobs el pago de 9 millones de dólares por sus servicios y sólo llegó a percibir 6. Cómo por lo visto no termina de ponerse de acuerdo con los herederos la forma de solucionarlo pasa por los tribunales y, para asegurarse del pago de los 3 millones de dólares restantes el francés ha solicitado judicialmente la inmovilización del yate en el puerto de Holanda donde se encuentra mientras se dilucida el contencioso.
Sus abogados aducen que, debido a la relación amistosa que existía entre Jobs y Starck los términos de su acuerdo eran algo ambiguos e inconcretos, ya te puedes imaginar, algo así en plan "ey, tío, ¿por qué no me diseñas un yate así tó guapo, a mi estilo?". Y la respuesta sería algo así como "pogg supuesto, monamí, dalo pogg hecho, ya aggeglamos luego lo del dineggo, ¿nespá?". Y mira cómo ha terminado la cosa. -[Reuters]